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—¿Do...dos bebes?—tartamudeo Tom—¿Está seguro?
—Bueno señor Felton, ahí veo dos mire.—apuntó a ambos, eran pequeños aún pero se podían distinguir como dos pequeños frijolitos.
—Son dos.—solloce tapando mi boca, mire a Tom el cual sus ojos estaban llenos de lágrimas sin despegar su mirada de la pequeña pantalla frente a nosotros.
—Los dejare unos minutos solos.—sonrió el doctor—Tienen mucho que hablar.—se levantó y me dio una toalla de papel.
Me limpie mi abdomen y vi como salió, Tom aun seguía analizando la pantalla, su ceño estaba fruncido y lentamente se acercó colocando una mano en la pantalla.
—¿Tom?— tome su mano logrando que se sobresaltara y por fin me mirara.
—Seré papá de gemelos.—vi sus manos temblar—Seré papá.—murmuró—¡Tendremos dos hijos Diane!—me tomo en brazos abrazándome y sentí como empezó a llorar—Te cuidare demasiado, no dejare que nada malo les pase, te lo juro por mi vida, serán los más felices—se separó lentamente de mi y se inclinó poniendo ambas manos en mi aun plano abdomen— Hola.—susurro muy cerca—Soy papá.
—Tom.—hice un puchero evitando llorar pero por mas que quería las lágrimas no dejaban de salir.
—Oh bebé soy el hombre mas feliz del mundo.—tomo mi cara con ambas manos—Les cantaré todas las noches a partir de hoy, ven tengo que hablar con el doctor—se levanto y tomo mi mano, caminamos hacia el consultorio y el doctor estaba escribiendo—¿Disculpe?
—Dígame señor Felton.—extendió su mano invitándonos a tomar asiento, así lo hicimos y Tom se acercó aún más al escritorio.
—Tengo unas cuantas preguntas.
—Lo escucho.—sonrió divertido.
—¿Si les hablo me escucharan?
—Claro que sí, inclusive en unos meses pueden moverse al escuchar la voz de mamá o papá.—Tom me miró y sonreí.
—¿Les puedo cantar?, ¿Contar cuentos de cuna?,¿Qué tal si les pongo música?, ¿Ellos escucharan?
—Si señor Felton.—asintió lentamente—Ellos podrán escucharlo cantar, contar cuentos e inclusive escuchar la música.
—Diane.—me apunto— Necesita todas las vitaminas que tenga.—fruncí el ceño—Todas, de la A a la Z, ¿Hay vitamina Z?
—No creo.—negué.
—Bueno de la A a la... a la que exista.—reí junto con el doctor.
—No tiene de qué preocuparse señor Felton tendremos mucho cuidado y cuidaremos de su esposa y de sus hijos, se lo prometo.—sonreímos mutuamente.
Después de la consulta y todas las preguntas que Tom tenía salimos directo a la farmacia a comprar todo para mi, y de paso un juguete para Maya.
Que supiera que sería la hermana mayor me ponía de nervios, por como era con Tom, solo espero que lo tome de la manera más amena para ambos.
