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—¿Tienes todo listo?—pregunté saliendo del baño con mi bolsa en el brazo.
—Si.—miró las maletas en la cama—¿Tienes los pasaportes?
—Si, en mi bolsa.—asintió cerrando la maleta.
—Bien entonces creo que es...
—Mami.—Cameron entró a la habitación con su peluche en mano.
—Dime amor.—conteste mientras bajábamos las maletas de la cama.
—Ten.—me extendió algo y al extender mi mano dejó un rosario en esta—Es la que te dio la abuela Renata.—mire a Tom y él frunció el ceño.
—¿Un rosario?.—pregunte mirándolo.
—Sí.—asintió—Quería hablar con ustedes dos.—se cruzó de brazos frente a la puerta.
—Cameron, mamá y papá tienen que irse.—Tom sonrió a medias.
—Seré rápido.—asintió frenéticamente.
—Andando entonces.—movió su mano dándole a entender que siguiera.
—Bien.... Es un favor, miren, yo sé que Maya nos quiere.—frunció el ceño—Creo. Pero siento que Isabella siempre está muy solita, yo tengo a Andrew.—se apuntó a él mismo—Pero Isabella no tiene una hermanita para jugar.
—Pero puede jugar con ustedes bebé.—dije mientras lo cargaba.
—Pero a mi no me gusta hacer pastelitos mami.—se quejó haciendo un puchero.
—¿Y cuál es tu propuesta Cam, Cam?.—preguntó Tom acomodando su cabello.
—¡Que le demos una hermanita!.—levantó ambas manos mientras Tom y yo reíamos.—Oh vamos, por eso te di esa cosa, así le puedes pedir a la cigüeña que la traiga mientras están en España, esa cosa es de dios.—apuntó el rosario—Y si la mamá del amigo de Andrew tiene razón, puedes pedírselo a dios también.
—Bebé, somos siete en esta casa ya, no creo que Wills pueda aguantar otro bebé más.—sonreí.
—Pero si Willow nos ama.—alargó la "a" haciendo otro puchero.
—Si cariño pero ustedes a veces son tantito...—mire a Tom.
