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T O M
Habían pasado no más de tres horas y yo estaba que me volvía loco, de la nada perdí a los tres niños de mi vista sin saber exactamente donde estaban lo cual comenzó a preocuparme.
La primera que encontré fue a Isabella, la cual estaba en el patio con Willow, ella estaba llena de estampas de princesas con Isabella a su lado mientras "hablaba" con ella.
—¿Bella?
—¿Si papi?.— levantó su mirada al mismo tiempo que Willow.
Lo siento Wills pero necesito a Bella ocupada.
—¿Tus hermanos?
—Creo que en su habitación.—asentí.
—Gracias cariño.—subí mientras escuchaba murmullos.
Una vez que abrí la puerta no sabía si enojarme o llorar. Ambos tenían los brownies que Diane solo les daba los viernes, ¡Y solo les daba uno!. No quedaba ninguno en el refractario y estaban manchados de chocolate al igual que la cama y las paredes blancas mientras ambos brincaban en la cama.
—Su madre me va a matar.—agrande los ojos mirando a mi alrededor.
—Me gusta brincar.—contestó Cameron, siguió brincando en la cama mientras Andrew miraba al piso.
—¿Andrew?, ¿Estas...—y vomito todo el piso, Cameron al verlo tapo su boca dando una arcada—Oh no Cameron tu no...—y vómito también, di una arcada negando mientras miraba a otro lado.
—Papá me duele la panza.—se quejó acostándose en la cama.
—Bien... necesitamos un plan.
Uno muy bueno si quiero mantenerme con vida.
—Un baño, claro que si un baño arregla todo, se sentirán mejor y mientras se dan un baño limpiare.—cargue a ambos y los deje en el baño mientras la tina se llenaba.
—¡Maya suéltame!.—escuche a Isabella gritar a lo lejos.
—¡Dame mi maldito rímel!.—ataco.
—¡Papá no te deja maquillarte!
—Y ahí vas de chismosa.
Ignore la conversación después me encargaría de ellas, metí a ambos en la tina y les acerque el bote de basura.
—Si necesitan vomitar aquí está el bote.
—Pero me siento muy mal.—contestó Andrew quejándose de dolor.
—Si bueno por eso mami solo te da un brownie al día.—negué—Pero ya pasará, no te preocupes.—conteste por último y salí de la habitación.
Quité todas las sábanas de ambas camas antes de tirarlas fuera de la habitación, el olor a vómito era impresionante, abrí las ventanas y salí con las cobijas en la mano. Una vez que las puse en la lavadora y tomaba el trapeador vi claramente a Maya empujar a Isabella provocando que cayera de cara contra el piso. Isabella comenzó a llorar mientras la sangre de su labio no dejaba de salir.
