Cap 83. Elección

2.4K 135 660
                                    


Pese a retirarse en un santiamén tras la llegada del amanecer, Sans no se dirigió hacia su casa tras tanta emoción consigo que no cabría en una simple habitación. No podía quedarse quieto en un sólo lugar por más de un minuto, y no por una inseguridad momentánea de en dónde debería de aparecer o no, sino por el simple hecho de no saber qué hacer con semejante energía que ahora tenía consigo. Su concentración que anteriormente presumía como avanzada y superior, también se estaba viendo afectada de forma esporádica, sin poder enfocar qué estaba viendo, oliendo o cualquiera de sus sentidos que claramente no estaban acompañándolo en ese momento de júbilo.

Porque justo en ese momento, Sans Gaster, un joven habitante de Snowdin cerca de cumplir sus veintisiete años, era el hombre más feliz del mundo.

Debía de reconocer que aún le costaba trabajo poder procesar lo ocurrido, como si su mente le estuviera jugando una mala broma con su imaginación que no parecía ser tan creativa en otros tiempos o circunstancias. Pero tan sólo le bastaba con tocar sus dientes para recordar que aquella sensación cálida era real, que en verdad había ocurrido, para volver a sonreír abiertamente mientras seguía sin decidirse en dónde terminar deteniéndose para seguir procesando lo acontecido con una felicidad que nunca creyó posible experimentar. ¡La vida era Sovramagnificentissimamente!

La bonita florista que solía observar todas las mañanas trabajar, quien lehabía tomado por un simple conocido acosador al otro lado de la calle, lo había denominado como un ángel guardián pese a percepciones de otros. Realmente se había dispuesto a acercarse a su familia con la que ya había tenido problemas. Acercándose a cada uno de una manera sorprendente y extrañamente acercándose más a él con ello. Queriendo entender su segundo idioma y queriendo hablarle con ello pese a una torpe pronunciación que le había enloquecido en el instante. Le había correspondido el beso, le había apegado a ella, le había pedido más a su manera... Sus sentimientos estaban en una sintonía que hacían del momento una hermosa melodía que nunca sacaría de su cabeza. Una melodía cuyo ritmo lo había marcado el corazón acelerado de la mujer que lo traía estúpidamente enamorado.

Y tras pensar en eso, finalmente se detuvo sin saber en qué sitio se encontraba y ni le importaba ese hecho de momento. Porque si de algo estaba seguro, era de que Frisk no se conformaría con un beso que personalmente lo tenía atontado y deseoso de mucho más. Esa bonita chica era curiosa a su manera, directa en su hablar y sin complicaciones en todo aspecto de su persona. Estaban dando pasos peligrosos sin importar cómo lo viera, aun cuando su sonrisa estaba siendo sincera desde hace mucho tiempo y disfrutaba en verdad poder hacerlo.

-Disculpe señor, pero... ¿de dónde vino?

Tras escuchar eso, Sans se giró para contemplar al mesero que le observaba con un deje dudoso, sin saber si debía de tratarlo como un cliente más en aquel restaurante elegante que poco a poco estaba contemplando de su entorno, o si sacarlo por la fuerza por considerarlo un vago que sólo se estaba colando. El esqueleto, aun sin poder borrar su sonrisa, se tranquilizó mientras agradecía haber estado bien vestido en todo momento. Muy seguramente ese era un factor detonante para que el humano ante él se cuestionara demasiado de cómo tratar apropiadamente su estadía espontánea, sea en donde sea que estuviera.

-No importa de dónde o cómo vine. –Comentó Sans mientras sacaba su cartera para brindarle unos cuantos billetes al mesero, sin siquiera revisar si era mucho o no. Y dejó que el mismo humano se diera cuenta de ese detalle sobre no importarle lo que estaba sacando y dándoselo con nada de discreción, haciendo su confianza el anzuelo suficiente para obtener lo que quería. –Sino que parece que tengo una reservación aquí, ¿o no, amigo?

-Cierto. Por aquí, señor.

El esqueleto sonrió mientras lo seguía hacia su aparente mesa. Francamente no había planeado quedarse y sería un problema para luego, pero aprovechó el momento para celebrar con una buena comida en lugar de lo que fuera a preparar Papyrus con tal de ganarle a Muffet, o viceversa. Últimamente se peleaban por ese hecho y terminaban haciendo una asquerosidad que el mismo viejo procuraba evitar a toda costa, desapareciéndose desde muy temprano para estar aparentemente vigilando la zona central de Snowdin.

Flapper Florist (Mafiatale)Where stories live. Discover now