Cap 104. Criminal

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-Dime Toby, ¿por qué acogiste a ese cachorro?

-Simple, será divertido.

-¿Acaso estás quedando con la madre?

-No, ella está muerta. Solo sé que será divertido tenerlo conmigo por un tiempo.

La respuesta del perro pomerania fue indiferente para el monstruo jefe que esperaba su turno. Pero para Gerson, quien los estaba acompañando mientras degustaba tranquilamente su bebida y los observaba jugar en la mesa de jardín, le fue realmente comprensible. Razón por la cual Asgore necesitaba de él más que nadie, razón por la cual Toby le caía bastante bien más que nadie.

-Ser jugador implica tener tus piezas, prepararlas para el tablero y hacerte ganar. –Continuó hablando el pequeño perro con su característica voz aguda. Moviendo su peón de una manera tan extraña que dejaba la incógnita de cómo era posible que pudiera agarrar las piezas con semejante pata tan cerrada. Para ser un monstruo... solo parecía ser un perro casual que hablaba. –Lesser es mi ficha para esos momentos. ¿Cuál es la tuya?

-¿Dejar que otro se quede con toda la diversión? No gracias. –Mencionó Asgore con algo de apatía con tal sugerencia. –No necesito eso.

-Si no eres un jugador, entonces eres la ficha de alguien más. Masao lo entendía bien. –La simple mención de su archienemigo fue más que suficiente para tener realmente su atención en el tema. –Preparó su as bajo la manga que viene siendo el muchacho, así que no debería de sorprenderte si un día de estos intenta acabar contigo.

-¡Pff! Que lo intente, no tiene nada de él. Con tan sólo verlo pude darme cuenta. –Asgore movió su siguente pieza sin dudarlo. –Solo lo dejé vivo porque Tori me lo pidió, pero bien pude haberle hecho un favor acabando con su miserable vida.

-¿Y qué me dices de... ellas?

Gerson sonrió con tan solo escuchar eso. Si bien él ya sabía la respuesta concreta, le era interesante lo que pudiera contarle directamente a Toby, quien era de los muy pocos que sabían de su existencia y que permanecían con él de manera sumamente discreta para todo ojo y oído posible. Incluso estaba seguro de que ni su esposa pasaba la confianza suficiente para eso, sino fuera por el hecho de necesitar la ayuda maternal suficiente que solo ella podía brindar tras tener conocimiento de sus respectivos pasados.

Las niñas Saito eran demasiado valiosas para Asgore. Tanto, que ni siquiera él era capaz de tenerlas limitadas a permanecer en una vitrina por siempre para no opacar su valor de esa manera. Pero siendo lo suficientemente receloso para atarlas a él, sin importar el precio que conllevaba eso. Razón que nublaba su vista ante lo que Toby trataba de insinuarle con eso. Era evidente que esas niñas serían valiosas también para el pupilo de El Jugador. Y tarde que temprano, haría lo posible por tenerlas de vuelta con tal de que su legado continuara.

En fin, tendría que ser algo a lo que tendría que hacerse cargo después. Tener que limpiar el regadero que su socio dejaba a su paso una vez más, era una de las cosas que le mantenían alerta de todo anticipadamente. No dando lugar a ninguna sorpresa e imprevisto.

-Son un caso diferente. Son su sangre y solo eso. –Aclaró Asgore sin el ánimo de decir algo más al respecto. –También habría conservado a La Narradora.

-¿La esposa?

-Sí, pero se quitó la vida antes de que pudiera detenerle. Asumiendo la derrota de forma estúpida.

-Se llama "seppuku", y para ellos eso es honroso a su manera. –Mencionó Toby con algo de gracia por el hecho de no ser de agrado para el enorme monstruo ante él. –Es una pena que acabaras con Masao. Me divertía mucho cuando estaba presente. Y creo que tú también.

Flapper Florist (Mafiatale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora