Cap 94. Peligrosa apuesta

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La guerra no era un lugar para cualquiera. Y siendo franco, ni siquiera consideraba que era lugar para él por más que sus superiores le quisieran halagarle con sus aparentes talentos que tenía para afrontar todo combate. Detestaba estar ahí y no había nada que le hiciera cambiar de parecer. O por lo menos, eso creía hasta aquel incidente que casi había acabado con su vida, si no fuese por haber sido más rápido en acabar con el enemigo presente...

...y por las dulces manos de un ser angelical que le habían atendido a tiempo.

Tras varias semanas de estarlo meditando con seriedad, Wingdings se sentía un completo tonto por haber caído en el cliché de haberse interesado en una enfermera. Eran varios soldados que estaban en las mismas considerando la tensión con la que frecuentaban, siendo que algunos incluso tenían parejas esperándoles pacientemente desde sus casas y los malditos no respetaban ese hecho al preferir la lujuria por considerarse muertos antes de tiempo. Y era por ello que se molestaba aún más consigo mismo al estar vigilando en cada oportunidad a la enfermera esqueleto, esperando que no fuera una más que terminaba accediendo a deseos pecaminosos de soldados que solo servían para tiro al blanco de los enemigos. ¿Y para qué? Al ser un monstruo, le tocaba la peor parte de la guerra al estar siempre al frente, lo cual hacía que sintiera que vivía siempre un día a la vez sin considerar un futuro para sí mismo. Pensar en que podría tener una relación en algún punto de su vida no estaba a lugar en ningún aspecto si tenía que enfocarse en sobrevivir primero.

Pero he ahí en esa situación tan deplorable para sí mismo. Permitiendo que le ocurriese un incidente para terminar con una lesión nuevamente en su pierna para que sin más remedio, le mandaran a enfermería a la brevedad. Dejando que esa enfermera en particular le atendiera con el cuidado que posiblemente solo ella podría generar con tanta calma en un entorno tan acelerado. Y era extraño, parecía que tenía una sonrisa intacta que ni los casi cadáveres de alrededor pudieran perturbarle, pero eso más que incomodarle, le agradaba más de lo que quisiera admitir.

-Tiene que tener muy mala suerte para que un incidente le ocurra dos veces en tan poco tiempo, soldado. –Comentó la esqueleto que tenía su vista luminosa fija sobre su pierna. Contemplarlos tan de cerca, le parecía que eran un par de esmeraldas que tenían la dicha de recibir un cálido rayo de sol. –Pero también para suerte suya, soy una experta curando huesos, jeje. No tardaré mucho.

Wingdings ni siquiera tuvo el valor de responder ante esa risilla que ahora estaba resonando por todo su cráneo. ¿Cómo escuchar algo tan espontáneo y volátil le había gustado tanto? Incluso parecía agradarle mucho más que el hecho de saber que estaba siendo atendido por ella. Pero qué lamentable caso el suyo. ¿Por qué tenía que interesarse realmente en alguien que bien podría ser réplica de muchas mujeres más? ¿Por qué había caído en algo tan simple como dejarse cautivar por alguien que solo había hecho su trabajo?

-Por cierto, ¿cómo sigue su vista? –Preguntó la enfermera tras un breve momento.

-Ah, bien. –El esqueleto tocó las grietas de sus cuencas por mero impulso. Sabiendo a lo que se refería. –Tiene varios días que ya no me duele.

-Ahora que lo pienso, no debería de considerarme una experta curando huesos si no pude arreglarle eso. –Se lamentó con cierto pesar que solo pudo detectarse en su voz. Su vista luminosa seguía fija en su pierna al obligarle a casi acostarse en la camilla. –Ser esqueleto no da garantía preventiva de que sea buena en ello, ¿cierto? Usted debe comprenderlo.

-No tiene nada de qué lamentarse, señorita...

-Serif. –Respondió de inmediato sin distraerse. –Arial Serif.

-Bien, señorita Serif. –Wingdings contuvo una sonrisa a tiempo que lo habría dejado como un tonto. Había obtenido su nombre demasiado fácil, y por alguna razón, sentía que un nombre tan sencillo le quedaba bastante bien. –Le debo la vida, así que no debería de lamentarse por algo como esto.

Flapper Florist (Mafiatale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora