Cap 110. Padre e hija

1.1K 99 154
                                    


Era un hermoso día allá afuera...

Las flores florecían, los pájaros cantaban...

En días como esos... Un rey debía de hacer lo que debía de hacer.

-¿Estás seguro de esto, Asgore? –Cuestionó el reptil tuerto con algo de nerviosismo reflejado en su voz. –Los demás prototipos han sido un fracaso total. Y además una de ellas tan solo es una bebé. No creo que...

-Son la descendencia de Masao, estoy seguro de que soportarán más que los demás. –Le interrumpió con algo de hartazgo de que se atreviese a cuestionarle algo que era demasiado obvio para cualquiera. Si había algo que pudiese molestarle, era precisamente que lo trataran por tonto. Y el reptil lo sabía de antemano. –Además, no tengo ni idea de que más hacer con ellas.

-Pero...

-Correré los riesgos necesarios para obtener mi recompensa, Omegle.

Ningún precio es demasiado alto para cumplir una meta acorde a sus propios ideales. Era siempre el mantra que Asgore se repetía cada vez que mentes ajenas pretendían hacerle cambiar de parecer con bobadas sentimentalistas cuando él era quien se manchaba las manos literalmente con tal de un mundo perfecto. Por lo que el reptil terminó asintiendo en silencio, sin atreverse a cuestionar algo más al detectar su propia molestia al respecto. Tomando la jeringa lista para inyectar a la primera que parecía más prometedora en cuanto a resultados inmediatos se buscaba.

Llevaba tan solo una semana en la que había matado a Masao Saito en su propio juego, en su propia casa tras lo que fue una situación momentánea que pudo dejarse llevar a algo mucho más de forma victoriosa. Aniquilando a todos los posibles miembros que osaron meterse en su camino y contemplando con desagrado a aquellos que se suicidaron como respuesta inmediata a la derrota. Algunos otros habían escapado sin más, pero no le habían interesado lo más mínimo a comparación de lo que había sido aquel niño pupilo de Masao. Aquel que había contemplado todo, que le había visto con profundo odio en la distancia, mas no había hecho nada ante la prudencia que era no meterse con aquello que no podía derrotar con sus propias y pequeñas manos. Dejándole así la tarea silenciosa de ser quien enterrara a sus muertos como único acto piadoso que haría con aquel infante que no tocaría por petición de su mujer.

Y si bien eran tiempos para celebrar el derrocamiento de la yakuza, lo cierto era que había mucho por hacer de inmediato. Empezando con el hecho de que parte de su ganancia en tal batalla había sido poder ser quien hubiera visto por única vez el rostro de aquel que todos llamaron "El jugador" y razón por la cual muchos le buscaban en faz de una explicación, pero otra, había sido por quedarse con su verdadera descendencia a causa de no poder dejarlas solas por tantos riesgos para él.

Eran sangre de su sangre. Un par de niñas de rasgos asiáticos particulares que hacían que apenas y pudiera verse el marrón de sus ojos entre sus pestañas.

Asgore tan sólo se limitó en observar cómo la mayor de las niñas se dejaba inyectar sin siquiera soltar una lágrima, dedicándose a observar con desdén al reptil que osaba tomar su bracito para picotearlo con una sustancia carmesí sin siquiera una explicación previa que claramente no recibiría. Y pese a tratarse de una niña de cuatro o cinco años, parecía ser bastante consciente de todo lo que ocurría y aún así actuaba acorde a lo que se quería de ella. Manteniéndose en total silencio como si pudiera obtener algo de ello. Aunque aquello tal vez solo se trataba de su propia interpretación, si después de todo, ella había sido más fácil de obtener ante la cobardía de la madre.

En cuanto a la otra, realmente no había nada por observar en cuanto a comportamiento se refería. Tan solo era una bebé que no tenía ni voz para siquiera querer soltar algo. Algo aburrido, pero a fin de cuentas un recurso más a su favor en caso de que la primera resultara un fracaso más. Por lo que aun así se puso a vigilar el proceso en cuanto la inyectaron con la misma sustancia. Asegurándose de que todo marchara a su indicación ahora que observaba que el reptil parecía querer retractarse en un momento de debilidad, por seguramente estar pensando en su propia hija que había sobrevivido de milagro. Ciertamente su socio se estaba volviendo algo débil desde entonces y Gerson ya le había advertido de que pasaría.

Flapper Florist (Mafiatale)Where stories live. Discover now