Capítulo 10: Recuerdos de Navidad

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— ¿Entonces fue a Australia solo para verte? —preguntó Daniel a través de la pantalla de mi laptop

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— ¿Entonces fue a Australia solo para verte? —preguntó Daniel a través de la pantalla de mi laptop.


Estábamos en una videollamada, mientras tanto, esperábamos a que Alexandra se conectara. Ella se encontraba en Barcelona con su papá pasando las fiestas y Daniel en Milán con su familia.


—En realidad no, es decir, él tenía que venir dos días para resolver unos asuntos con la editorial y pues aprovechamos el primero para vernos.

— ¿Y sigue en Melbourne?

—No, se fue hace unos días porque tenía que llegar a Alemania para pasar la navidad con su mamá.

—Entiendo, ¿Y qué tal la pasaron?


Por un momento a mi mente vino aquella tarde en el lago, la manera tan placentera en la que sus dedos me hicieron sentir.

Me puse roja al instante.


—Bien, fue divertido.

— ¿Por qué estás roja, Adeline?

— ¡Que no me llames así!


Él rio de mí.

En ese instante Alex se unió a la videollamada con un perrito a su lado.


¡Hola! Os presento a Detroit —pronunció en español mostrándonos a su nueva mascota.

— ¡OMG, es hermoso, Alex! ¿Qué raza es? —pregunté.

—Bichón maltés, me lo ha regalado mi padre por navidad.

—Pero si navidad no es hasta mañana —reí.

—Lo sé, pero se cansó de intentar esconderlo de mí, ya sabes cómo son los perritos de inquietos. En fin, ¿De qué hablaban?

—De que Em pasó la tarde de ayer con mi supuesto primo lejano en Australia y se ha puesto roja cuando lo mencionó, pero aún no ha dicho que hicieron —respondió Daniel.


Alexandra puso cara de sorpresa pero a la vez emocionada.


— ¿Estuviste con el Sugar en Melbourne?

— ¡Que no es...! —suspiré—, olvídalo, no vale la pena discutir sobre esto con ustedes.

—Entonces... ¿Qué hicieron? Cuando te pones roja es porque algo hiciste que te da vergüenza contar —mi mejor amiga siguió preguntando.

—Nada del otro mundo, solo fuimos a un lago.

Déjà Vu [#3] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora