Capítulo 21: El secuestro

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ADLER

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ADLER

Días antes

La noche en que Emery desapareció, yo estaba desesperado, todo lo que hice fue impulsivo, todo lo que dije fue hiriente para ella... pero sabía que esto sucedería tarde o temprano.

Y no estaba dispuesto a perder a mi Moonlight.

Así que aquella noche, luego de recorrer el vecindario como loco y buscar en cada lugar al que ella solía recurrir con sus amigos, tomé medidas desesperadas al no encontrar a mi hija por mi cuenta.

Lo primero que se me ocurrió fue buscar en la casa de Alexandra, pero no estaba.

¿En la de Daniel? Tampoco. 

¿Estará con ese chico con el que le prohibí estar? Totalmente.

Pero mi hija es bastante testaruda, y jamás entendería mis razones de ser así de protector con ella.

Fue alrededor de las 3 de la madrugada cuando hice mi última parada... la estación de policía.

—Buenas noches, ¿puedo ayudarle en algo?

—Si... eh... Vengo a poner una denuncia por la desaparición de mi hija.

Aquella noche la pasé llorando en mi auto porque había perdido a Em, lo más preciado para mi... desde que era muy pequeña luché tanto por darle la mejor vida posible al no tener a su madre presente, y aún así fallé...

—Lo lamento, Sunshine —susurré entre sollozos—, te he fallado, pero voy a encontrarla y ayudarla a abrir los ojos de una vez por todas, lo prometo... por ti, por mi y por ella misma.


Al día siguiente, recibí una llamada de Morgan, finalmente la había encontrado. Entonces pude respirar nuevamente, estaba bien, con su tía, a salvo y no había ocurrido nada malo esa noche que estuvo desaparecida.


— ¿A qué hora la traerás a casa? Creo que debemos hablar, no podemos seguir así —hablé al móvil.

—Creo que eso no va a suceder, Adler... al menos no por ahora.

— ¿Por qué? —al no escuchar nada a través de la línea, volví a hablar— ¿Morgan?

—Ella no quiere verte, lo lamento.


Sentí un nudo en la garganta al escucharla decir esas palabras, mi hija no quería verme y eso me lastimaba, pero también entendí que por tanto querer protegerla, terminé hiriéndola y sé que ella tardará en querer perdonarme por lo que hice.

— ¿Está contigo? —pregunté temiendo su respuesta. Una que nunca llegó... y ese silencio me dio a entender que quizá sí, había perdido a Emery.

Unos toques a la puerta me hicieron volver a la realidad. Me levanté del sofá rápidamente para abrirla y encontrar a Morgan frente a mí.

Su rostro no mostraba seguridad y autosuficiencia como de costumbre, ella tenía ojeras, el cabello recogido en un moño desprolijo y sus ojos estaban rojos... supongo de tanto llorar.

Déjà Vu [#3] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora