Capítulo 4

12 4 21
                                    

"La vida solía presentarnos oportunidades de forma inesperada y aunque suelen no parecer correctas, lo mejor será tomar el riesgo, porque... ¿y si no se repite?"

Su padre iba caminando dentro de la casa con los pies arrastrados, sin ánimo de ejercer fuerza mayor de la requerida para seguir en movimiento.

   —¿Estás ahí? —preguntó alargando las palabras.

   —No —dijo una voz cansada.

   —Ya te escuché —canturreó.

   —Y seguramente me verías si fueras capaz de levantar la cabeza —el enojo era notorio en su voz.

   —Ayúdame a llegar a mi habitación —ordenó.

   —No, quédate acá abajo. Adiós.

Fueron sus últimas palabras antes de subir por las escaleras sin siquiera molestarse en voltear su vista hacia el hombre que causaba estruendos en la parte baja.

Colocó sus audífonos y se desconectó del mundo, siendo ajeno a lo que pudiera ocurrir a su alrededor. Ya estaba acostumbrado a que su padre se presentara los viernes por la noche en aquel estado y todo porque deseaba conseguir una mujer que le causara las mismas sensaciones que su madre le había provocado en su juventud. Pero todos sabían que eso sería imposible, él ya era mayor, no un vejete precisamente, pero estaba seguro que no tenía la misma potencia de tiempo atrás. «¿Y quién querría a un hombre con un hijo como yo? Exacto, nadie, pero él no lo entenderá» se repetía constantemente.

Su mente se perdía ampliamente en el mundo de los videojuegos, había dejado de estudiar durante este año para dedicarse a aprender otro idioma. Al siguiente año regresaría a la Universidad.

La noche transcurrió, había conseguido las victorias de cada juego, como siempre lo hacía.

Durmió gran parte de la mañana y al despertar fue por algo para comer, siendo sábado, su papá no estaría buen tiempo por el resto del día. Revisó sus mensajes y correos, principalmente porque lo sábados por las mañanas tendría que recibir las patéticas clases que le había prometido a su padre tomar.

Nada que le pareciera interesante encontró en su móvil, excepto por un torneo que daría inicio por la noche y la final se estaría jugando al día siguiente. Estaba seguro que ganaría, así que tomó nota de los datos que necesitaba, pero debía realizar un depósito, así que subió a su alcoba para tomar una ducha y dirigirse al banco más cercano antes de que cerrara.

Subió a su motocicleta, «Llegaré más rápido en esta nena», se dijo a sí mismo y emprendió camino.

Cinco personas atrás de él y ya no pudieron ingresar al lugar, había llegado la hora límite. Realizó el pago y al salir llamó a su amigo.

   —¿Te has anotado para el torneo? —preguntó sabiendo que el otro no dormía hasta tarde como él y pudo hacerlo antes.

   —No —dijo la otra voz—, no lo he hecho.

   —¿Por qué? —inquirió mientras caminaba a una de las heladerías más cercanas— ¿te has dormido?

   —Creo que dejaré de jugar, amigo.

   —¿De qué hablas, Max?

   —El torneo de ayer fue el último, incluso dejaré los de parejas. Mi familia está pasando por una crisis y no me queda de otra que trabajar y si es necesario, venderé mi equipo.

   —Lamento escuchar eso amigo —desde que iniciaron en ese mundo habían sido pareja de juegos y contrincantes, que sabían quién de los dos ganaría siempre—, espero que todo se solucione y si necesitas ayuda con algo, ya sabes.

Yo No Me EnamoroWhere stories live. Discover now