Capítulo 20

8 3 8
                                    

"Hay amores que se extinguen con acciones y en otras ocasiones son los kilómetros los culpables de un triste final para una historia de amor".

Agosto había llegado y con él nuevas aventuras e historias por vivir, Edrick estaba más entusiasmado que otros días, finalmente había llegado toda la papelería que le asegura su estadía en una universidad en la Madre Patria, había decidido que de esa semana no podía pasar sin contarle aquello a Idunn.

Max le había pedido que fuera sutil con la noticia, pues correría el riesgo de romperle el corazón a la chica, él aseguraba que no era así, pero su amigo estaba seguro que habían muchas cosas que se verían afectadas no sólo con la noticia, sino también con la partida del chico. Aún faltaba demasiado tiempo para ello, pero alguna vez alguien dijo: "El tiempo se pasa volando", y era verdad...

A mediodía se encontraba en el estacionamiento del instituto donde estudiaba Idunn, los estudiantes se comenzaron a dispersar y entre los últimos aparecían las personas a las que estaba buscando. Idunn al verlo salió corriendo en su dirección, él la alzó cuando la tuvo de frente.

   —Hola, novata —dijo dando un corto beso y regresándola al suelo.

   —Hola, ojos locos.

   —¿Qué sucede? —preguntó detallando el rostro de ella.

   —Nada, ¿por qué?

   —Te ves preocupada, ¿pasa algo? —negó—. ¿Segura?

   —Sí, ¿qué planes tienes para hoy?

   —Te llevaré a un lugar —sonrió y ella asintió.

Después de despedirse de sus amigos, la chica subió a la motocicleta y él le pidió que se agarrara fuerte. Antes de llegar a la escuela, Edrick había ido a la casa de los Holden, para pedir permiso a los padres, ya que pretendía robarse a la chica por un par de horas y así evitaría que estos se preocuparan por ella.

Viajaron por más de quince minutos, no habían salido de la ciudad, sino se encontraban en uno de los barrios bajos de la ciudad, aquello le causaba un poco de miedo a Idunn y por ello se aferraba más a su torso.

   —Novata —habló en un murmuro—, suéltame y abre los ojos —dijo risueño.

   —¿Huh? Dios, perdón...

Él rio y bajaron del vehículo, estaban rodeados de casas de madera, un tanto descuidadas, la castaña no entendía porqué estaban en aquel sitio.

   —¿Qué hacemos aquí?

   —Disfrutar —respondió sonriente y ella lo vio con una cara de: "En serio".

   —No entiendo tu forma de disfrutar, Meyer.

    —Yo disfruto estando contigo, el resto es un complemento o una añadidura.

   —¿Y cómo disfrutaremos? —cuando Edrick era cariñoso o solía decir algo lindo y tierno, ella sentía que su mundo se derretía y eso no estaba bien. 

   —No tengas miedo —la tomó de la mano—, no nos harán daño.

Caminaron por dos calles desde el punto donde dejaron la moto, algunas personas se les quedaban viendo, otras saludaban muy amablemente y en algunos casos, parecía que conocían a Edrick. «O quizás se ven así porque les es divertido ver a un chico de su tamaño con una mochila morada al hombro».

Para la castaña observar a Edrick cuando él no se percataba, se había vuelto uno de los mejores actos de espionaje que podría haber realizado en toda su vida. Aunque en algunas ocasiones fallaba. Ya que él la asustaba y decía.

Yo No Me EnamoroWhere stories live. Discover now