Capítulo 11

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"Llegamos a conocer tanto a las personas, que la intuición en cuanto a gestos, acciones y palabras, nos revelan lo que en palabras no han mencionado".

Habían pasado dos días desde el repentino mini viaje que habían realizado, Idunn no quiso hablar sobre el beso, ni con Edrick, ni Young-mi. Después de llegar a casa, había decidido encerrarse en ese mundo al que estaba acostumbrada a recurrir cuando su mente le daba vueltas a un solo tema, sin embargo, ver conectado en el juego al castaño de ojos de locos, le hacía imposible poder dejar de pensar en el beso.

Edrick se había encargado de visitar a Cameron después de dejar a las chicas en sus respectivas casas, tenía días de no saber sobre ella y estaba seguro que las cosas no estaban bien, algo le estaba ocultando y no se lo había contado. Estuvo llamando a su móvil y dejando varios mensajes por las distintas vías, pero no daba señales de vida y lo tenía preocupado, Max quien era parte del trío de jugadores, se le había unido a la visita, pues también desconocía sobre el estado de su amiga.

Al llegar, la madre de ella les atendió y minutos más tarde, les indicó que había salido de viaje y que regresaría en los próximos días, pero no podía decirles con exactitud, pues no conocía tal información. Lo cual se les hizo extraño, la señora siempre había sido muy apegada a Cameron y recordaban que esta, mencionaba muy a menudo, la buena relación que mantenía con su madre, sin embargo, no insistieron y partieron del lugar, estando seguros que había algo que les estaban ocultando ambas.

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Young-mi había evitado a Elliot, pues al enterarse de la ruptura con Tomás, había insistido en saber el porqué y si el amigo de Edrick había tenido algo que ver con aquello, de manera que terminaron en una fuerte discusión por pensar semejante tontería. Todo eso había ocasionado que la castaña se tuviera que dividir en dos al momento en que ambos la necesitaban, escuchaba al chico quejarse, molestarse y sacar conclusiones sobre lo ocurrido con Tomás y la versión que este le había contado, y también servía de animadora para su amiga, quien a pesar de encontrarse tranquila ante la seguridad que nadie estaba jugando con ella, en momentos sentía algunos bajones cuando recordaba algunas ocasiones especiales que había vivido con Tom.

El problema sería que tanto el viernes por la tarde, como el sábado, tenían reunión grupal con el taller de teatro y la castaña no pretendía ser intermediaria de sus amigos, ciertamente Young-mi lo había sido cuando ocurrió la pelea entre Elliot y ella, pero esta vez era por una estupidez —eso creía ella—. Y es que tenía razón, en cierto punto, Elliot estaba molesto porque había terminado con Tomás y porque este le fue a inventar y hacer dibujos alrededor de la versión original, sin dejar hablar a la castaña, quien ahora, conocía ambas versiones, la verdadera y la creada por el patán de Tomás.

Aquella situación la había llevado a introducirse de lleno durante sus tiempos libres, en el juego, donde había discutido varias veces con Eleazar, quien seguía quejándose y reclamando el que Edrick y Cameron ganaran el torneo anterior. Sin embargo, algo había cambiado con él, a pesar de las quejas, reclamos y discusiones que estaban teniendo, se comportaba más decente, atento y caballeroso, lo cual le parecía extraño a Idunn, porque conoció la versión de él, esa en la que era un completo idiota y, aunque hiciera lo que hiciera o dijera cualquier cosa bonita, ella no sacaba aquella imagen de él. Lo contrario a Edrick, quien a pesar de conocerlo siendo el estúpido fastidio que cada nada le pasaba restregando su genialidad, estaba conociendo otra parte de él, la cual le permitía ver que había otra cara, igual de fastidiosa que la primera, sentía que estaba ahondando en su persona, sin perder el toque que conoció desde el principio.

Desde aquella tarde en la casucha del estanque, Edrick no se había contactado con la castaña, ningún mensaje, ni una llamada y mucho menos, ir a visitarla o traerla a la escuela. Se había sumergido en el mundo del que se estaba alejando, aquello le molestaba, porque al final su padre estaba logrando algo que quería y era que él dejara el juego. No sacaba de su mente un plan para poder mantener ambas cosas en pie, sin permitir que su padre ganara en algo, tenía que organizarse para poder mantenerse activo en el juego, como hasta antes de iniciar su relación, y así poder mantener su facha de novio galante y encantador —cosa de la que se había dado cuenta que le salía muy bien—. A diferencia de la castaña, él no había pensado tanto en aquel beso, ¿por qué? Fácil, no se trataba de su primer beso, y aunque admitía que había sido uno muy bueno y con algo de tranquilidad, no pasaba de eso, era un simple juego y él no se podía prestar a sentir algo más o darle el espacio para que robara su tiempo.

Yo No Me EnamoroWhere stories live. Discover now