9: Sasuke

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Despertó con un horrible dolor de cabeza, pero tuvo que sentarse porque los rayos del sol le molestaban la cara. Abrió los ojos y se asustó un poco por estar en una habitación que no conocía, se levantó demasiado rápido y se mareó lo suficiente para correr al baño a vomitar.

Vomitó los litros de alcohol que se había tomado y una que otra comida extra. Después de algunos minutos, se recuperó de las terribles arcadas pero eso no lo salvó del dolor de cabeza. Se enjuagó la boca mientras intentaba recordar cómo había llegado allí.

A su mente le llegó el recuerdo de los ojos verdes.

Estaba tomando en excesivo porque quería olvidar sus penas, todas las personas que quería le dieron la espalda y por si no fuera poco, llevaba años con la misma rutina. De una vez quería rendirse, ceder a la muerte que le sonaba muy tentadora la idea.

Salió de su hogar, dónde vivía solo desde que se independizó, buscando una forma de matarse sin tanto dolor y escapar de la cruel realidad que vivía desde hace mucho. Las calles nevada eran difíciles de transitar y en Noche buena dónde todos estarían en sus casas celebrando en familia, así que autos no había en la calle, ni tampoco personas.

Finalmente llegó a un puente donde pasaban algunos autos por debajo, la carretera principal que cruzaba Tokio. Allí podría morir instantáneamente, vió un camión a lo lejos y se subió al borde dónde acabaría con su sufrimiento. Se tiró pero alguien logró sujetarlo y echarlo para atrás, dónde se golpeó un poco. Obviamente le reclamó por no haberle dejado morir, buscando un intento de hacerlo enojar y que se fuera.

En vez de eso recibió un abrazo fuerte y cálido, junto con unas palabras suaves que bajaron todas sus defensas. Lo abrazó de vuelta mientras lloraba como nunca antes había llorado. El otro solo lo sujetó contra sí y se dejó llevar por su dolor.

Algún tiempo después lo cargó en brazos, se asombraría si no hubiera estado tan triste, lo llevó por mucho tiempo y no quería soltarse de él. podía escuchar que hablaba con alguien y se lo llevaba a una habitación tibia, ya que el frío se infiltraba un poco por las ventanas.

El otro le dijo que debían quitarse la ropa para no enfermarse, él no quería hacer nada así que solo lo soltó lo suficiente para quitarse la ropa hasta quedar en ropa interior y tuvo que soltarlo para que el hiciera lo mismo. A medida que se iba quitando la ropa podía ver unas fabulosas caderas bajo una espalda firme pero suave, no se veía abultado ni tampoco se veía gordo, simplemente era delgado con un poco de musculatura.

Finalmente confirmó que es un doncel y quiso agradecerle con una noche de sexo, tal vez mañana le pediría perdón o le daría dinero para su silencio. El doncel le besó y le prometió que follarían mañana cuando no estuviera borracho y supiera bien que estaba haciendo.

Le encantó el plan del pelinegro y lo miró directo a los ojos antes de bajar la cabeza y apegarse a su pecho. El pezón rosadito le quedaba cercas así que lo lambio, un poco ansioso para que fuera mañana, también bajó a manosearle el trasero, lo había tocado una vez y sabía que sería estupendo sujetar un trasero bien formado y firme mientras follaban. Y de allí le ganó el sueño.

Razonando lo ocurrido, fue a buscar con la mirada al pelinegro, la habitación estaba vacía, con su ropa perfectamente doblada sobre la silla, y unas cosas sobre la mesita de noche.

Perfectamente vió un collar de tiras negras que sujetaban una joya pequeña y larga de color azul, se notaba que no era valía nada, era un collar como cualquier otro. También había una nota:

"Te mentí, no follaremos. Lo que sea que te ocurra en ese momento sé que podrás superarlo, no te rindas. Eres un chico especial y no mereces morir de una forma tan indigna del tí.

Feliz Navidad. Quiero regalarte el collar para que cada vez que lo veas, sepas que hay alguien en el mundo que cuida de tí.

PD. Tu ropa ya está seca

PD.x2 Nadie te vio entrar al motel, tu secreto está seguro conmigo. Sasuke Uchiha"

Se sorprendió y no pudo evitar sonreír suspirando. El doncel que lo salvó ayer es todo un ángel. Era fuerte, resistente, leal, honesto, amable y sobre todo desinteresado. No pudo evitar rememorar sus ojos verdes, unos que solo vió por pocos segundos pero que le parecieron los más hermosos que había visto en toda su vida.

Se puso su ropa y también un cubrebocas, unos lentes y una gorra que le había dejado el doncel para pasar desapercibido. Salió de la habitación y fue directo a la salida, dónde la recepcionista le pidió la llave y se la dió. Por suerte, la chica no lo reconoció.

El motel donde estaba era algo lejos de su departamento, no tenía celular ni tampoco dinero, había salido de su casa con las manos vacías, no iba a necesitar nada si iba a morir, pero gracias a ese doncel que no lo hizo.

La recepcionista se le acercó y le tendió un fajo de billetes, aclarando que era del varón con él que vino. Los tomó y la chica volvió a su puesto.

Sonrió, ese chico es inesperado.

ActorUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum