Sombras del pasado

28 3 0
                                    

No quiero volver.

A la escuela quiero decir. No quería volver, pasé prácticamente toda la carrera en casa y me sentí mucho mejor gracias a eso. No tenía a qué voltear el exterior así que comencé a verme a mí, llorando todo el tiempo, llegaba tarde a casa porque no quería que me vieran así. Esperando por abrazos que nunca tuve, en los que estuve toda la tarde sentada en las mismas escaleras en el mismo estacionamiento a que, como en un cuento de hadas, volvieras por mí.

Como sabemos, eso no pasó.

He estado ya en la escuela con otras materias, laboratorios de manufactura que son una verdadera locura y me encantó volver a eso. Pero no quiero volver mañana. No sé si estarás, no sé si ella también, supongo que sí. Que la rutina del antes de pandemia volverá como si nada, si nada hubiera pasado. Si ese tiempo invertido hubieran sido a penas días. Eso aún me perturba, no sé si me enoja o me pone triste pero la emoción no es buena.

Quería gritar, correr en la dirección opuesta, hacer lo posible por no volver. Pero siendo la única que quiere quedarse en casa es difícil conseguir algo más que sonrisas de lástima, todos saben cómo vivía y lo que pasaba. Las horas encerrada en el baño o derrotada, tirada en alguna mesa de cemento en la escuela esperando por ti. La imagen de la vida que, con sólo aparecer cinco minutos creía estúpidamente que compensaba todas tus ausencias.

No le temo a verte. Tampoco es la escuela.

Es volver a ver sentada a esa niña, porque era una niña en la vida de un adulto. Una niña muy asustada con el pánico de sentir que decepcionaba a todo mundo. Sin saber que ya había dejado de ser mi culpa desde hacía mucho tiempo, aún no sé por qué quería culparme de todo lo malo que te pasaba aunque ni siquiera tenía que ver conmigo, sólo sabía que de alguna manera había sido mi culpa.

Pero eso dejó de serlo cuando cruzaste límites que nadie debería cruzar.

Ver a esa niña ahí de nuevo, la sombra de lo que era, el aire tan deprimente que podía generar con sólo mi estado de ánimo... Me duele. Me duele saber que pasaron tantas cosas, que era tan frágil y que creía cualquier cosa que me dijeras sin cuestionar nada aunque me sonara algo incongruente. Pero se sentía bien, pensaba que seguías ahí pero tu mente divaga en la nada, al igual que los últimos días sombríos donde no hubo calor más que un muro enorme que alzaste sobre los dos. 

Y que no supe cómo derrumbar.

Que no derrumbaste hasta que me había ido.

No quiero ver esos fantasmas por ahí, esos reflejos viejos que ahora sé que debí cuidar más. Cuidar esa niña asustada por entrar a la universidad y por ser tan ingenua como para no creer en las señales que estaban ahí. Llámame cobarde, pero no es un lugar al que desee volver. Supongo que debió ponerse interesante para el final ¿o no? Estos giros me consternan porque no quiero ni pienso volver a como me sentía antes o tolerarle a quien sea que me haga sentir mal.

Tampoco es como que voy a "regresarles" no que me hicieron/hagan porque eso no me va, aunque a veces sí quisiera. En fin, tengo sentimientos encontrados y la mayoría me gritan: peligro. 

No es necesario que griten pues ya lo sé, sé lo horrible desesperante que es ir de frente sin opción de virar cuando sabes que deberías alejarte del camino que tienes de frente pero parece que estás más y más cerca del choque. Intentaré virar esta vez.

No soy sanadora y, aunque me diste la razón (no sé en qué porque nunca aclaraste) no soy alguien que disfrute de decir "te lo dije" no gano nada con tener razón. Quizá alimentamos nuestro ego con eso por ser tan "perspicaces" en ver lo que los demás no, ser distinto. No me importa tener la razón lo que quería era paz, una explicación. En otros momentos, arreglar las cosas en serio y ser uno otra vez. Tú y yo contra el mundo.

Pero no apareciste.

Ahora que no hay más opción que volver a ponerme frente a esas puertas rojas, las escaleras que agotan y las mesas de cemento, quiero estar en paz pero sé que no podré. Incluso si no vas o no estás, todos mis recuerdos estarán desde que llegue hasta que me vaya. No sé si puedo lidiar con eso me encantaría mentir y decir que sí y que ahora puedo con quien sea que se atreva a ponerse frente a mi.

Pero no es verdad. Aún sigo algo asustada, estresada y eso que todavía no es el día. Odio la ansiedad, me hacen comer bastante y es algo que estoy controlando o que estoy aprendiendo mejor dicho. Casi nunca es fácil.

O tal vez sólo me estoy hiperventilando y nada malo vaya a pasar. Y todo lo que fue ese lapso antes de pandemia se quede como debería, en el pasado. Donde no puede herirme nada más, donde no puedes herirme más. Donde no me mientas más. 

Ahí en el antes también está el tú del que me enamoré, la versión que me enseñaste. A veces me pregunto si era real o no y si lo fue por qué duró tan poco. Por qué se esfumó tan deprisa, aún quería decirle muchas cosas a ese niño de constelación en la mejilla y de pronto, nada. Es difícil invertir en algo para que al final no haya nadie ahí esperando por ti. 

Que esté todo el tiempo, bajo el sol y no tener que cobijarme/nos bajo las sombras.

Veremos qué pasa y veré qué tantos espejismos reviven desde las aguas quietas del pasado en mi memoria.


Conectando Estrellas *Notas de autora*Where stories live. Discover now