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Akira no movió un solo músculo. Estaba algo tenso, pero no le preocupaba la chica que tenía frente a él: era todavía más chaparrita de lo que había predicho, su cabello negro le llegaba apenas a los hombros y sus orejas felinas en su cabeza estaban alertas, ladeó la cabeza: en su planeta también tenían las orejas así. Se preguntó qué tanto desconocía del espacio y sobre todo de su pequeño espacio en el Sistema Solar.

Los ojos de la chica no se despegaban de verlo, lo veía de manera pronta y luego volvía a posar su mirada en la suya. Sus brazos eran cortos pero firmes y al ver la espada y la daga relucientes de piedras preciosas supo que no se trataba de una Recolectora cualquiera, tenía porte, gracia al volar, una velocidad impresionante y lo que llamó su atención fue que la sonrisa y la sonora risa de pájaro se habían esfumado cuando detectó una posible amenaza.

-¿Qué haces aquí y qué quieres de mí?, ¿Por qué estabas espiándome?

Las palabras de la muchacha no sonaban duras ni mucho menos temerosas. Más bien parecería que le estaba platicando alguna gracia a Akira, no esperaba para nada que su voz fuera de ese tono, aguda pero no tanto como su risa. El muchacho mantenía las manos levantadas con las palmas hacia afuera, estaba señalando que no era una amenaza para la chica, que más bien sólo pasaba por ahí. Se encogió de hombros y bajó las manos, no le gustaba mostrar debilidad ante nada ni nadie, sus padres le habían enseñado a ser fuerte hasta el último minuto de vida.

Pese a que bajó las manos no se puso en modo ofensivo. Tampoco quería atacarla o hacerla sentir que era una amenaza para ella, cayó en la cuenta que si se defendía de aquel modo ante la primera señal de duda, había pasado por muchas cosas y por su mirada neutra y algo cansada supo que no habían sido cosas buenas.

-No te estaba espiando, creí que eras una Terrana. Y que estabas perdida. Quería ayudar, estaba pasando por aquí y pensé que una Terrana en medio de la nada podría estar huyendo de algo... ¿Podrías bajar eso? Ya me quedó claro que eres una gran guerrera, no sabía que la gente de Urano era así.

-No vengo de Urano- La muchacha enfundó la espada detrás de sí y atoró la daga en una media cola de caballo que hizo con su cabello- Sabía que los Luterios no podían ver más allá de sus ojos, pero jamás pensé que de todos los planetas me confundirían con una Uriana- Seguía levitando, quizá para que la diferencia de estatura no le diera ventaja a Akira sobre ella. Que se mantendría a su distancia y ella a la vez la suya incluso con esa ventaja de vuelo. Cruzó los brazos sobre su pecho y esperó a que Akira dijera algo.

-Bueno... Tengo entendido que la gente de Plutón y Urano venían a este tipo de región y es obvio que no eres una Luteria, así que pensé que vendrías de ahí.

-Soy Teriana.

La expresión seria de Akira se desapareció. Apareció en su lugar una sonrisa de lado, ladeó la cabeza y el flequillo le cubrió parte de la cara.

-Tienes que estar bromeando- Dijo él relajándose por completo- Yo al menos parezco a alguien de mi raza, que vengo de Plutón, pero tú ¿De Júpiter? No lo creo. No había visto nunca a uno si me permites mencionarlo, pero estoy completamente segura de que no puedes provenir de ese planeta, al menos las descripciones que he podido ver apuntan a que podrías ser de no sé, ¿Mercurio? De ahí vienen los seres más pequeños del sistema, seguramente podrías venir de ahí.

-Otro comediante- Dijo después de un rato de silencio. La chica rodó los ojos y aterrizó justo frente a él, quería mostrarle que no sentía miedo o intimidación junto a él- Soy Teriana y sí, no parezco para nada a algún habitante de mí planeta todos me lo han dicho, pero no por eso tienen que tener la necesidad de insultarme por cómo me veo- Estando de cerca pudo verlo: alto, delgado, sus brazos ligeramente marcados y el cabello le llegaba a la base del cuello. Tenía flequillo y aún le tapaba una parte de la cara, se paraba demasiado recto, estaba completamente derecho incluso su sombra estaba bien definida. Sin embargo lo que llamó su atención fue que tenía una expresión seria, sus labios hacían todo lo opuesto a una sonrisa y supuso que esa era su apariencia natural porque su cuerpo se veía relajado y su expresión igual, pero ese gesto se mantuvo todo el tiempo incluso cuando dejó de hablar, la comisura de sus labios hacia abajo- ¿Qué es lo que quieres?

-Cielos, primera Teriana con la que me cruzo y es la primera en tratarme de manera agresiva, pero todo estaba bien. No pasaba nada, estás a salvo. Qué agresividad- La chica frunció el ceño, no necesitaba que la cuidaran- Lo siento es que me es difícil asimilar que vienes de Júpiter, segundos al mando y más fuertes después de los Solares, ¿Cómo es eso posible?

-Es una larga historia y por última vez, ¿Qué necesitas?- La tarde comenzaba a tornarse oscura, poco a poco los colores cálidos comenzaban a transformarse en colores fríos, no tardaría mucho en ver la Luna brillar, por fin sabría si la Luna que poseían era casi tan fantástica como la que ellos tenían. En teoría, había escuchado que la Luna debería brillar muchísimo más que la de ellos, por su ubicación con respecto a la cercanía del Sol- Tengo algo que ver esta noche, entonces si no te molesta, me gustaría que me dejases disfrutar de mi soledad y dejarme en paz.

Akira caminó sin responderle nada hasta la caja de cristal, tomó la corona y sopló el polvo que quedaba en ella, la agitó con cuidado y quitó las hojas secas que se habían atorado entre las ranuras, era una corona muy bella. Puede que, después de todo, ella sí proviniera de Júpiter. Asintió y se encogió de hombros ¿Qué más daba? Hasta donde sabía su pueblo y el de ella eran aliados, jamás habían tenido conflictos y siempre que Plutón había dejado el consejo por no sentirse suficiente, habían suplido y apoyado a los Luterios. Así que, ¿Por qué no?

-Dime si me equivoco, ¿También quieres ir a ver la Luna de la Tierra brillar?

La chica no había volteado a mirarlo, hasta que mencionó la Luna, estuvo de acuerdo en que debería preguntarlo, después de todo estaban varados ahí. Suspiró. El viaje había sido más cansado de lo que hubiera deseado, tomó la corona y se la puso en la cabeza, la chica levantó la mirada para verlo mejor, estaba confundida, completamente desorientada.

-Mi nombre es Akira, es un placer conocerla, señorita Teriana. Vengo de Plutón y juro que no voy a hacer daño. movió un solo músculo. Estaba algo tenso, pero no le preocupaba la chica que tenía frente a él: era todavía más chaparrita de lo que había predicho, su cabello negro le llegaba apenas a los hombros y sus orejas felinas en su cabeza estaban alertas, ladeó la cabeza: en su planeta también tenían las orejas así. Se preguntó qué tanto desconocía del espacio y sobre todo de su pequeño espacio en el Sistema Solar.


Conectando Estrellas *Notas de autora*Where stories live. Discover now