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CAP 1

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CAP 1
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"Serás el rey cuando crezcas".

Esas fueron las primeras palabras que dijo su madre aquella mañana.

Jeonghan tenía cinco años. Su mente somnolienta no podía entender lo que ella decía.

"Se han ido, cariño", dijo su madre.

Jeonghan parpadeó, totalmente confundido. ¿Mamá se refería al rey y a la reina consorte? Habían muerto hacía meses.

"Ellos no", dijo su madre, con una extraña sonrisa. "Los príncipes. Joshua y el pequeño Jun. Fueron secuestrados por los rebeldes". Añadió después de un momento: "Pobrecitos. Es casi seguro que están muertos".

Jeonghan la miró fijamente.

A pesar de ser un niño, incluso él podía darse cuenta de que no estaba siendo sincera. Su madre se alegraba de que Joshua y el pequeño Jun se hubieran ido.

Jeonghan no se alegraba, pero tampoco estaba disgustado. Simplemente no los conocía bien. Joshua era mucho mayor que él, diez años, así que nunca había jugado con Jeonghan. Jun sólo tenía tres años, era prácticamente un bebé, así que él y Jeonghan tampoco jugaban juntos. Además, estaba el hecho de que Jeonghan y su madre eran básicamente los parientes pobres. Jeonghan era técnicamente el siguiente en la línea de sucesión al trono después de los príncipes, pero procedía de una línea real secundaria que descendía de una rama completamente diferente del árbol genealógico real, tan distante de la familia real que bien podrían no estar emparentados en absoluto. La Casa de Zaver y la Casa de Lavette habían compartido un ancestro común hacía ochocientos años. Se suponía que Jeonghan no iba a heredar.

Pero lo haría, si los príncipes estaban realmente muertos.

Tres meses después, el Consejo de los Doce Grandes Clanes declaró que los príncipes Joshua y Junhui estaban probablemente muertos y nombraron a Jeonghan presunto heredero. Su madre sería su regente hasta que cumpliera veinticinco años.

En los días siguientes, todos los que eran alguien parecían comentarlo. Qué tragedia, exclamaba la gente en voz alta antes de susurrar a la madre de Jeonghan, Qué suerte para tu hijo, querida.

Suerte. Jeonghan suponía que, desde cierto punto de vista, era realmente un golpe de suerte demencial que él, un insignificante príncipe de una línea real secundaria, hubiera sido elevado a la categoría de futuro rey. Su madre estaba encantada, y eso hacía que Jeonghan se sintiera un poco raro. Le encantaba la gran sala de juegos del palacio real, le encantaban los caros y sorprendentes juguetes que de repente poseía, pero no podía evitar sentir que él y su madre no eran realmente sus dueños. Es como si los hubieran robado.

Pero con el paso de los años, esa sensación fue desapareciendo poco a poco.

Él era Jeonghan'ngh'lavette, el futuro rey del Quinto Gran Clan.

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