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CAP 2

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Había una posibilidad real de que su madre estuviera un poco loca.

Había una posibilidad real de que Jeonghan también estuviera loco, porque le seguía la corriente. Por el momento. O al menos eso era lo que se decía a sí mismo. Le seguía la corriente a su loca idea de deshacerse de Joshua -matar al legítimo rey- hasta que Jeonghan encontrara una solución mejor.

¿Pero había una solución mejor? Tenía que trabajar con la mano que le había tocado, y esa mano era terrible. No quería que arrestaran a su madre. Tenía que protegerla. Puede que se equivocara en sus acciones, pero sabía que tenía buenas intenciones, aunque su sentido de la justicia fuera muy desigual. O tal vez no podía ser objetivo con ella. Ella era su madre, su única familia.

"No hagas nada precipitado, madre", dijo Jeonghan, manteniendo una agradable sonrisa en su rostro mientras él y Dalatteya se encontraban junto a la entrada principal de su palacio.

El palacio de Joshua, se corrigió mentalmente.

"Por supuesto que no, querido", dijo su madre, con su delgada mano apoyada en su bíceps. Su rostro era una máscara perfectamente agradable que probablemente engañaba a todos los nobles que los rodeaban. Todos los observaban como halcones, o mejor dicho, como víboras en busca de algún chisme jugoso.

Jeonghan estaba decidido a no darles nada de qué hablar. Mantuvo una expresión neutra cuando la aeronave aterrizó en el jardín delantero.

El hombre que salió de él parecía de su misma estatura. Eso fue lo primero que registró Jeonghan. Tenía un cuerpo delgado y firme, eclipsando a los demás. El cabello del hombre brillaba bajo la luz del sol, pero Jeonghan tenía la sensación de que en otras circunstancias el color de su cabello sería castaño.

Estudió el rostro del hombre con curiosidad. Le costaba ver al niño despreocupado de diez años que recordaba en aquel hombre adusto de serios ojos. Era guapo, supuso Jeonghan, o lo sería si no frunciera tanto el ceño. Parecía claramente infeliz mientras observaba a la pequeña multitud reunida para saludarlo antes de que su pesada mirada se posara finalmente en Jeonghan y su madre.

Sus ojos se agudizaron y su rostro se endureció. Los fulminó con la mirada, su presencia telepática emanaba un fuerte desagrado, alto y claro.

La sonrisa practicada de Jeonghan se congeló en sus labios. Miró a su madre en busca de orientación, pero el rostro de Dalatteya no revelaba nada. A diferencia de Jeonghan, sostuvo la mirada de Joshua sin inmutarse, irradiando una educada indiferencia, como una reina que se digna a hablar con alguien muy por debajo de ella.

"Sobrino", dijo, sonriendo.

Todos los susurros cesaron mientras todos esperaban la reacción de Joshua.