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CAP 10

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Jeonghan siempre se había enorgullecido de poseer una fuerte voluntad. Podía trabajar en una tarea determinada durante días sin ceder a las ganas de dormir y descansar, por muy tediosa que fuera la tarea. Podía ignorar sus necesidades físicas y pasar largos periodos de tiempo sin sexo. Así que había pensado que también podría ignorar esta necesidad artificial.

Se había equivocado.

Los pensamientos de Jeonghan empezaron a nublarse apenas una hora después de que su madre se hubiera ido. Al principio trató de ignorarlo, obligándose a concentrarse en la reforma educativa en la que había estado trabajando. Media hora después, tuvo que dejar a un lado su datapad: ya no podía concentrarse en las palabras, su mente se nublaba con pensamientos y deseos inanes. Quería ser llenado.

Quería volver a aparearse. Todavía tenía la suficiente mente presente como para que sus propios pensamientos le repugnaran, pero no podía dejar de pensar eso. No podía dejar de desearlo. Quería hacerlo de nuevo. Sentía que lo necesitaba, como si fuera a morir sin ello. No dejaba de pensar en la polla de Joshua, enorme y roja, con la gorda cabeza reluciente de lubricante.

A la mierda.

Llegó a las dos horas antes de perder la batalla consigo mismo y se puso de pie sobre sus piernas temblorosas. Salió de la habitación, sin ver apenas por dónde iba, buscando la presencia telepática de su compañero. Tuvo que detenerse varias veces para acariciar su polla a través de la tela del pantalón, gimiendo suavemente de frustración. Acabó por desabrocharse la bragueta y acariciarse desesperadamente mientras caminaba, registrando vagamente que los droides de servicio detenían su trabajo y lo miraban perplejos. No le importaba. Quería a su compañera, a su macho reproductor. (No quería nada de eso, ¡regresa, maldita sea!) Lo necesitaba.

Jeonghan tropezó literalmente con él en un pasillo del ala oeste. Se miraron fijamente durante un largo y cargado momento, la expresión de Joshua era una mezcla de furia y deseo animal.

"Maldito seas", gruñó Joshua antes de estamparlo contra la pared y bajarle los pantalones a Jeonghan de un tirón.

Lo tendría allí mismo, en medio del pasillo, duro y rápido, como una bestia descerebrada que satisface sus impulsos básicos. Fue duro, y dolió bastante, el lubricante natural de la polla de Joshua sólo hacía un poco teniendo en cuenta su tamaño, pero el escozor de alguna manera hizo que todo fuera más agudo, más caliente, mejor. Jeonghan no podía tener suficiente, gimiendo y empujando hacia atrás, saboreando lo pesado y fuerte que era el macho que lo tomaba. Viril.

Se corrió rápidamente, sólo por haber sido tomado de esa manera, pero de alguna manera, aún permanecía duro, no satisfecho en lo más mínimo. Quería estar lleno de semen. Necesitaba estar lleno de semen.