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CAP 3
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"No, ¿has visto eso? La forma en que ese chico se pavoneaba, como si fuera el dueño del lugar".
Jeonghan no dijo nada, pinchando desganadamente la comida en su plato con el tenedor. No se molestó en decirle a su madre que Joshua era el dueño del lugar. Técnicamente, incluso el plato que Jeonghan estaba mirando pertenecía a Joshua, no a ellos. Pero sabía que su madre no le haría caso. Así que permaneció en silencio.
Desde el encuentro con Joshua hace unas horas, se sentía desequilibrado y sacudido. Dividido entre la furia y la culpa. Era una horrible mezcla de emociones que no podía conciliar, los odiosos ojos de Joshua seguían en su mente.
"¿Qué hacen todavía aquí?"
Jeonghan se estremeció tanto que casi se cayó de la silla. Levantó la mirada y encontró a Joshua en la puerta, observándolos con los ojos entrecerrados. "¿Perdón?" dijo Dalatteya, poniéndose rígida en su asiento.
"Te he dicho que te vayas de mi casa".
Tragando saliva, Jeonghan echó un vistazo a la habitación. "¿Podrían dejarnos, por favor?", dijo, dirigiéndose a los sirvientes.
Se inclinaron ante él y se marcharon, sin mirar siquiera a Joshua.
Este último observó el intercambio con una mirada oscura, su presencia telepática como un nubarrón.
"Estás cometiendo un error", dijo Jeonghan en voz baja, estudiando sus propios dedos antes de volver a mirar a Joshua. Era difícil sostener su pesada mirada, pero se negó a apartar la vista. "Los sirvientes hablan. Si nos echas, quedarás en una mala posición. Nadie sabe qué hacer contigo. Nadie confía en ti después de haber estado perdido durante casi dos décadas. El hecho de que te asocies con los rebeldes de los que la mayoría de la población desconfía masivamente tampoco ayuda. Tendrás una rebelión en tus manos si sigues así".
"Soy el legítimo rey de este clan".
Jeonghan asintió. "Lo eres". Ignorando el furioso siseo que soltó su madre, dijo, mirando a Joshua: "Pero tu linaje no te brinda el respeto y el amor de la gente. Para nuestro pueblo, mi madre y yo somos los miembros de la realeza que llevaron a nuestro país a la prosperidad. Tú eres el miembro de la realeza que se asocia con los rebeldes y que lleva veinte años eludiendo sus responsabilidades".
Un músculo comenzó a trabajar en la mandíbula de Joshua. Si las miradas pudieran matar, Jeonghan probablemente estaría muerto ahora. Joshua dijo: "No fue así".
"Pero así es como lo ve la gente", interrumpió Dalatteya, con una voz fría como el hielo. "Además, tu padre era un rey despiadado e indiferente y la gente no querría tener a su hijo en el trono cuando pueden tener un monarca al que quieren. Mi hijo es querido por su pueblo. Es amable, es capaz y es digno de confianza. Tú no lo eres". Se burló, mirando a Joshua como si fuera un insecto bajo su zapato. "Al menos tu padre era inteligente. Era lo suficientemente listo como para no mostrar la gran mierda que era. La gente no sabía lo malo que era Emyr en realidad. Engañó a mucha gente con sus miradas y sonrisas antes de apuñalarlos por la espalda".
