CAP 9
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Jeonghan estaba ardiendo, al menos eso parecía. Se sentía acalorado, demasiado grande para su propia piel. Quería que lo montaran. Quería una polla dentro de él. Se quedó mirando el atractivo bulto de la entrepierna de su compañero, imaginando una gruesa y larga polla bajo esa tela, imaginando que la sacaba y la metía dentro de su cuerpo. La imagen casi le hizo marearse de puro deseo, y gimió, necesitándolo.
Una parte de él, una parte muy lejana, podía sentir que había algo mal en sus pensamientos. Pero parecía incapaz de pensar en otra cosa que no fuera en aparearse y con el macho viril que lo observaba con ojos hambrientos. Su compañero. (¿Compañero? Él no tenía un compañero.)
En el momento en que las ataduras de sus muñecas desaparecieron, Jeonghan se movió, con la vista reducida al hombre que seguía atado a la cama médica.
"Su Alteza, espere, no puede-"
Ignorando el ruido (había alguien más allí, pero no le importaba), Jeonghan se sentó a horcajadas sobre los muslos del hombre y tanteó la tela oscura que lo separaba de su premio. Finalmente consiguió abrirla y sacó una longitud dura y palpitante. El hombre se arqueó, gruñendo y follando contra su mano, y su cuerpo se incorporó en posición sentada cuando le quitó la correa de la muñeca izquierda.
Alguien gritó de dolor. "Su Majestad, sólo estoy tratando de ayudar, déjeme liberar su otra mano". Se oyó el sonido de la carne chocando con la carne con fuerza, y entonces la molesta voz se calló por fin, permitiendo a Jeonghan centrarse únicamente en su compañero. Su compañero lo rodeó con un brazo, aplastándolos juntos, y Jeonghan gimió en señal de aprobación, con sus pezones doloridos rozando el pecho contrario. La molesta tela volvía a estorbar, pero la presión y la fricción seguían siendo tan buenas, sus entrepiernas chocando. Se sentía tan bien, pero aún no era suficiente. Quería más. Quería la polla de su compañero. Que le llenaran de la semilla de su compañero.
Su compañero gruñó en señal de aprobación, percibiendo claramente sus pensamientos, su dura polla se volvió muy resbaladiza en la mano de Jeonghan, lista para el apareamiento. Entonces tiró de los pantalones de Jeonghan hacia abajo, rasgando la tela.
Jeonghan se retorció de impaciencia hasta que finalmente sintió una polla caliente y dura entre sus mejillas desnudas. Sí, por favor. La resbaladiza cabeza chocó contra su agujero, untándolo con su lubricante. Jeonghan gimió desesperadamente, presionando hasta que la cabeza de la verga finalmente empujó dentro de él. Era muy grande. El estiramiento dolía, pero a Jeonghan no le importaba. Lo deseaba. Quería que la polla estuviera más profunda. Quería ser llenado hasta el borde.
Y entonces lo fue.
De un fuerte empujón, se sentó completamente en la enorme polla. Un ruido agudo salió de sus labios, sus ojos rodaron hacia la parte posterior de su cabeza. Tan lleno. Tan condenadamente lleno. Era delicioso. Estaba temblando, deseando más de esta sensación, deseando ser preñado.
Su compañero gruñó y los acostó, consiguiendo hacerlo a pesar de tener la muñeca derecha sujeta. Su fuerza provocó una fuerte chispa de excitación y placer en el cuerpo de Jeonghan. Un macho reproductor fuerte produciría crías fuertes. (¿Reproductor? ¿Crías? Algo en esos pensamientos era extraño.)
La breve incertidumbre en la mente de Jeonghan fue borrada por un duro empujón de la polla dentro de él. Gimió, abriendo más las piernas. El peso de su compañero sobre él se sentía tan bien, se sentía tan pequeño e indefenso mientras una enorme polla se movía dentro de él, provocando una mezcla de dolor, placer y satisfacción hasta los huesos. Esto era lo correcto, ser preñado. Su estómago iba a estar redondo y lleno de la semilla de su macho reproductor. La idea le produjo una enorme excitación, y Jeonghan gimió, empujando la polla dentro de él, necesitando, necesitando más, más profundo, más fuerte. El reproductor estaba gruñendo encima de él, atizándole como él quería. Casi, casi...
