6. Polvo de diamantes

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Edward.

Me encontraba en el bosque yendo de rama en rama, mientras buscaba el lugar apropiado para relajarme y concentrarme en la lectura del libro que tenía en la mano , cuyo título es "El misterio de Salem 's Lot".

Me parecía curioso y ocurrente la forma en que nos describían los humanos, así que de vez en cuando, me tomaba el tiempo de buscar libros con ésta temática.
Pero para que alguien como yo pueda disfrutar de su lectura, debe estar en un entorno solitario y tranquilo. Ya que aunque las personas estén calladas y a unos metros de distancia, sus mentes no están igual de silenciosas. Principalmente si hablamos de una familia de vampiros cuyo cerebro piensa a una velocidad considerable casi todo el tiempo, y hoy era uno de esos días en que todos los miembros se encontraban en casa. Definitivamente no podría leer a gusto en mi habitación, por eso es que me encuentro buscando el sitio indicado que me llamar la atención.

Me detuve sobre una rama a unos metros de un barranco, el cual tenía una vista estupenda del mar acariciando la arena a los pies del bosque. El sol se encontraba a media tarde con el cielo despejado, y el viento movía ligeramente mis cabellos, los días así de brillantes eran raros en Forks. Éste me parecío un buen lugar para dedicarme a leer.

Bajé de la copa del pino, para poder sentarme en la roca que estaba junto a el y tenerlo de respaldo. La sombra que ofrecía era casi nula, pero era agradable la sensación templada que me ofrecía el sol, siendo contrarrestada por la brisa fría del mar.
Los vampiros no solemos estar bajo el sol, debido a que nuestra piel brilla con los rayos solares como si de polvo de diamantes estuviera cubierta. Los humanos no serían ajenos ante ésta peculiaridad, por lo tanto es mejor si nos mantenemos en la sombras pasando desapercibidos.

Ya que la reserva ésta protegida, y los únicos que tienen acceso a ella son los Cullen y los metamorfos, puedo tomarme el descuido de estar un rato en éste soleado lugar.

Aprecié un poco más del hermoso paisaje, antes de abrir el libro y empezar mi lectura, definitivamente elegí un buen lugar para relajarme.

Jacob. 𖣔

Estaba en mi forma lobuna patrullando por el bosque, ya que hoy era mi turno de chequear que estuviera todo en orden en la zona norte. Normalmente no hay nada fuera de lo habitual por aquí, salvo de algún grupo juvenil que quieran hacerse los valientes al venir a la playa de una propiedad privada. Aunque la última vez les di un buen susto, dudo de que se vuelvan a aparecer por un tiempo.

Cuando llegué al acantilado junto al mar, continué el recorrido costeando por el alto precipicio. Ésta zona tiene una de las vistas más hermosas, pero a su vez es una belleza peligrosa, si no se es precavido al andar sobre las traicioneras rocas del barranco.

Detuve mis pasos en la punta del acantilado sobre una gran roca rodeada por los altos pinos, desdé ésta posición tenía un excelente campo de vista de la zona.

La brisa soplaba suavemente entre mi pelaje, pero pude percibir que venía acompañada. El olor de un vampiro estaba mezclado en el aire, probablemente estaba cerca. Levanté un poco mi cabeza para obtener con precisión la información que me brindaba el viento, y efectivamente, al dirigir la vista al bosque de pinos, lo vi. Brillando como un diamante bañado por el sol, mientras mantenía su atención en las finas páginas del libro que se encontraba en sus manos.

Solo había escuchado historias por parte de mi padre, sobre como la piel de los vampiros al ser tocada por los rayos del sol, podía brillar al igual que la nieve en pleno reposo a la luz del día.
No se convierten en carbono humeante hasta desaparecer como en las historias de los humanos, sino que todo lo contrario, resplandecen al igual que el manto de escarcha sobre los pinos en las mañanas de invierno.

Reflejado en tus ojosWhere stories live. Discover now