18. Amuleto.

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"Eyes on Fire" - Canción de Blue Foundation.

Jacob.


¿Por qué la manada no tuvo acceso a mis pensamientos en aquel momento? La respuesta se encuentra en el amuleto que adorna mi muñeca. Y esto se debe ya que la energía que emana la labradorita kuunsisu —una particular piedra proveniente de Europa— me ayuda a tener el control sobre los pensamientos cuando estos quedan expuestos por el vínculo de la manada. Funciona como un tipo de escudo mental, en cierta manera versátil según las capacidades del usuario.

No es de extrañar que a Sam no le agradara para nada la idea de que les esté ocultando cosas al utilizarla. Pero como nuestra conexión también se ve ligeramente afectada por la energía de la piedra, es que fui capaz de persistir, evitando la acción de quitarme el amuleto, ignorando su orden. Además, mi tiempo aquí no será lo suficientemente largo como para gastarlo en peleas. Eso es lo que lo mantuvo al margen hasta el momento, no quiere cargar con el peso de arruinar el cumpleaños de Billy por algo "pasajero".

Pero, así como la labradorita tiene sus ventajas, también tiene sus desventajas. Una de ellas es que me limita la conexión a algunos pensamientos del resto del grupo, en especial recuerdos que no están actualmente presentes en el consciente o que son opacados por una idea más fuerte en términos recientes.

Esta pulsera fue un obsequio de un amigo que conocí en Phoenix, alguien que al igual que yo, posee un secreto en su interior, junto con el pasado que le persigue. He de admitir, que no fue fácil dominar las propiedades de la energía del mineral sobre mi cuerpo, pero él con su experiencia estuvo allí para ayudarme en todo momento, guiándome en el proceso. Creo que comparado con mi historia, la suya es aún más compleja, ya que desde antes de nacer, su destino estaba siendo amenazado por criaturas sedientas de sangre.
Aun así, su fortaleza por enfrentarse a eso que lo persigue, me ayudó a ser más razonable con mi situación actual. Supongo que por eso acepté volver aquí, cuando Billy me lo pidió. Sus palabras de aliento y compañía fueron de mucha ayuda en los momentos de vulnerabilidad, en los que uno se suele encontrar al estar lejos del hogar que nos ve crecer, y al cual estamos de alguna manera conectados.

Sé perfectamente como es mi situación. No soy estúpido, sé que las decisiones que he tomado talvez no sean las mejores y que es muy probable que por ellas tenga que pagar el precio.
Pero, de no hacerlo, el resultado sería, ¿entregar la libertad con la que he nacido? ¿Dar mi cuerpo, mi alma y todo mi ser para intentar estar con alguien a quien siquiera le ha de importar nuestra existencia? Abandonando los sueños que alguna vez tuve sobre una vida pacífica, aparentemente normal con quiénes me rodean.
Bueno, exagero un poco. Aun así, una gran probabilidad de entregar mucho de lo que he mencionado es posible. Casi inevitable.

Porque yo también soy testigo de lo que puede hacer la imprimación. Su influencia es abrumadora, ninguno de los que han imprimado se pertenecen a sí mismos luego de eso. Y lo que es peor, sus genes les dicen que así son felices. Aceptando eso como un hecho irrevocable.

Es uno de los temas con los que me he acostumbrado a reiterar en mi cabeza cada mañana. De una manera técnicamente rutinaria, a pesar de que al final solamente termine en negación. Ha de ser por este tipo de terquedad, a lo que esas frases cliché se refieren con que el exceso de orgullo o necedad, y como eso puede arrebatar más de lo que podemos imaginar.

Con un nido de pensamientos, salgo de la cama, decidido a empezar el día, para dejar de lado la voz incesante de mis pensamientos. Tomo solo una fruta de la cocina antes de salir de casa. No quiero hacer mucho ruido a esta hora, cuando apenas se asoman algunos rayos de sol desde el horizonte.
Es mejor dejar descansar un rato más a papá, después de todo, el cumpleañero debe de estar agotado. Siendo que ayer los chicos insistieron en festejar con Billy hasta que este estuviera exhausto. Como si no quisieran que la celebración al estilo familiar terminara tan pronto en ese único día que solo llega una vez al año.

El aire frío se filtra por mis pulmones, dejando una pequeña nube de vapor con cada respiro.
La neblina que se encuentra entre los árboles del bosque ayuda a su manera para esparcir algún que otro rayo de cálida luz dorada.

Con un abrigo ligero, que consta de un jogging y una chamarra deportiva, me dirijo al interior del bosque. En donde poco después de ingresar, busco un lugar para dejar esas pocas prendas que traigo conmigo.
El frío de la mañana contrasta con el calor corporal que aumenta, antes de entrar en fase.
Quiero dar un último recorrido por el bosque, estando solamente con mi propia compañía.
Porque en este día, al caer el anochecer, partiría nuevamente a Phoenix, teniendo ya programado mi vuelo para ello.

Apreciando con tranquilidad y nostalgia ese ambiente natural que solo puedo experimentar en la reserva. Guardando en la memoria cada sensación e imagen que estoy experimentando.
Porque al igual que la manada, también tengo la extraña sensación de que, tal vez, no haya una siguiente vez.

No soy ajeno a esas facturas con las que mi cuerpo me ha estado reprendiendo por mis decisiones. Pero que a pesar de todo, el orgullo -y posiblemente también miedo- es lo que me impide dar marcha atrás con respecto a lo que he decidido.
Es posible que a esto se refería mi amiga de la infancia cuando inconscientemente dijo una frase que cruzó por su mente: "La muerte es apacible, es fácil, la vida es más difícil". Si me pongo a razonarla, no suena tan descabellada después de todo.

El sol ilumina un poco más a cada minuto, despejando lentamente el manto de neblina que impedía la vista.

«Crack»

Me perdí demasiado en mi ensoñación, al punto que no había notado de antemano la presencia de alguien a mis espaldas, hasta que ese sonido de rama al romperse en un descuido lo delató

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Me perdí demasiado en mi ensoñación, al punto que no había notado de antemano la presencia de alguien a mis espaldas, hasta que ese sonido de rama al romperse en un descuido lo delató.

El perímetro se halla a varios metros, pero la persona delante de mí no parece haberle dado importancia, sobrepasándolo, estando a un par de pasos de donde me encuentro.

—(Edward) —Aún estoy procesando sí realmente lo tengo justo en frente de mí, o si tan solo es un sueño tan realista como todos los que he tenido antes.

¿Será un sueño? ¿O la realidad?
El tiempo corre, si algo no cambia el transcurso de lo que se ha decidido, el vuelo programado al anochecer será quien dé el punto final.

ฅ⁠^⁠•⁠ﻌ⁠•⁠^⁠ฅ

Reflejado en tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora