12. Seder.

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Charly

Desperté y el guayabo se apoderó de mi, no debí beber tanto.

Un cuerpecito acurrucandose a mí lado me hizo sobresaltar, su mano estaba rodeando mi abdomen. Lo primero que pensé fue; Charly, ya la cagaste mijo.

Pero no, era ella... Sonreí al verla, no recordaba muy bien como había llegado allí pero no me quejaba.

Me di cuenta que no traía más que mi ropa interior, por mi mente pasaron millones de escenarios y ahí si que me arrepentía de no recordar. Igualmente ella estaba vestida, así que no me hacía grandes ilusiones.

Suspiró y sonrió dormida mientras su brazo se aferraba más a mí. Podría verla así para siempre y no me cansaría.

Estiré mi brazo libre para apartar un mechón de su cabello con mi mano. Abrió sus ojitos lentamente y sonrió.

Charly: - Buen día - susurré con una sonrisa.

Yeimy: - Buen día - susurró sonriendo mientras se daba la vuelta para taparse con las sábanas.

Charly: - ¿Qué pasó pues? - reí.

Yeimy: - Estoy horrible - dijo debajo de estas.

Si supiera que en mi loco sueño ya la había visto así millones de veces y aún así me parecía la mujer más hermosa del mundo.

Charly: - Estás hermosa - dije acercandome a ella para rodearle la cintura con mi brazo por encima de las sábanas.

Bajó nuevamente la sábana, dejandome ver su rostro.

Charly: - ¿Qué pasó anoche? - sonreí.

Yeimy: - Llegaste todo borracho a mi casa, después de estar con tu abogada - dijo frunciendo el ceño.

Charly: - ¿Celosa? - sonreí.

Yeimy: - Para nada - alzó las cejas.

Charly: - ¿Y cómo terminamos acá? Decime por favor que no estuvimos juntos - dije cerca de su rostro.

Yeimy: - ¿Tanto te molestaría acostarte conmigo?

No dije nada solo la seguí observando.

Yeimy: - Tranquilo, no pasó nada, solo querías compañía en la noche - dijo intentando levantarse.

La tomé de la cintura para volverla a acostar.

Charly: - No, no me molestaría. En cambio... Me encantaría - dije en un susurro mientras me acercaba nuevamente a su rostro. - Pero quiero acordarme de todo si sucediera - dije mientras una de mis manos acariciaba su cuello hasta llegar a su clavícula.

Sentí como su cuerpo se estremecía al estar en contacto con el mío. Sus ojos comenzaron a oscilar entre mis ojos y mis labios mientras su respiración se volvía pesada. Mi mirada se clavó en los suyos y como impulso la besé, ella me correspondió. Había extrañado tanto su sabor, la manera en la que ella me besaba, tan dulce y tierna, pero a la vez llena de pasión y ganas.

Una de sus manos fue a mi mejilla mientras que la otra estaba en mi nuca atrayendome más hacia ella para profundizar el beso. Coloqué mi mano en su abdomen para luego aferrarme a su cadera.

Nos separamos por falta de aire, ambos estabamos jadeantes, su pecho subía y bajaba a una velocidad muy alta. Acaricé su mejilla con una sonrisa y después mordí mi labio inferior.

Alzó su cabeza para atrapar mis labios con los suyos nuevamente, enredando sus brazos en mi espalda. Me abalancé sobre ella y colocó sus piernas sobre mis caderas.

Porque esa ha sido nuestra suerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora