34- No es momento.

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Yeimy

Las contracciones cada vez aumentaban más al igual que el dolor y miedo que sentía, no era momento aún pero habían sido varios meses donde mi mente estuvo procesando que esta podía ser una posibilidad y más aún con lo que había pasado la noche anterior. Pero ni con todo eso se me iba el miedo de que algo pudiera salir mal.

- Pero aún no es momento - oí quejarse a Charly lejos con el doctor que me iba a atender.

- Anoche habíamos podido calmar las contracciones, pero ya no da para más, esos bebés tienen que nacer - advirtió.

Solté un grito que llamó la atención de ambos, las contracciones aumentaban más y más al pasar las horas y yo sentía que no aguantaba más.

- ¿Estás bien? - preguntó Charly una vez estuvo a mi lado.

- ¿Te parece que estoy bien imbécil? - pregunté mientras el dolor se hacía más fuerte. Charly sonrió como respuesta y yo respiré profundo mientras ponía la cabeza hacia atrás para tratar de pensar en otra cosa. - Charly, tengo miedo - dije mientras elevaba mi cabeza nuevamente para mirarlo y mis ojos comenzaron a cristalizarse.

- Vos vas a poder con esto porque sos muy fuerte, ¿si? - susurró con una voz dulce en mi oído. - Todo va a estar bien, ¿si o qué Doctor? - preguntó con un tono más fuerte cuando alzó la cabeza para verlo.

- Usted confíe en nosotros señorita, todo va a estar bien.

- ¿Ves? Todo va a estar bien amor - susurró y luego dejó un beso en mi frente. - Pensá que nuestros hijos, van a estar acá con nosotros en unas horas y van a estar fuertes y sanos para que los podamos disfrutar junto a Vane.

- Necesito que respire profundo, todo va a estar bien - susurró una enfermera. - Como vamos a hacerle una cesárea le colocaremos la anestesia epidural.

- Ok - contesté con una especie de gemido por el dolor. Charly me ayudó a sentarme en la camilla para que pudieran colocarmela y tras unos segundos el dolor disminuyó hasta desaparecer por completo. Lo próximo que siguió fue el parto y bueno, tuve que tener una cesárea por las circunstancias. La mirada de Charly oscilaba entre la cesárea y mi rostro el cual estoy segura que reflejaba todo el miedo que estaba sintiendo.

- Es mucha sangre - dijo en una especie de shock.

- No se desmayará, ¿cierto padre? - bromeó una de las enfermeras lo que me hizo reir.

- No, no, todo bien, todo bien, ¿si o qué? - dijo con los ojos bien abiertos mientras miraba fijamente como cortaban mi piel.

Unos minutos después el llanto de un bebé se escuchó en la sala.

- Felicidades, es un varón - dijo el doctor.

- ¿Un varón? - preguntó exaltado de felicidad. - Un varón - me miró sonriente para después acercarse y sostener al bebé. - Hola mi amor, soy tú papá - susurró dulcemente. - Y esta mujer hermosa, es tú mamá - dijo cuando lo trajo a mi lado.

- Hola mi vida - susurré con una sonrisa.

Un enfermero se lo llevó para hacerle el control.

- Acá viene el segundo - sonrió el doctor. - Es una niña.

- Una princesa - susurró Charly con emoción. - Nuestra princesa - dijo una vez la sostuvo para después acercarla a mi rostro.

Otra de las enfermeras se la llevó también.

- Acá viene otro niño - concluyó el Doctor.

- Te amo - le susurré antes de que se lo llevaran.

 Luego de varias horas mis bebés ya estaban en este mundo tan loco. Como eran un poco pequeños tuvieron que ponerlos en una incubadora para corroborar que estuvieran bien y que llegaran a su peso ideal.

Porque esa ha sido nuestra suerteDove le storie prendono vita. Scoprilo ora