32- Disparo al corazón.

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Yeimy

Habían pasado algunos meses ya desde la cuestión y yo ya había agotado todos los recursos que tenía para lograr que Charly me perdonara pero este simplemente se negaba, aún así tratábamos de hacer que todo fuera lo menos complicado para Vane, así que cuando nuestros tiempos coincidían cenábamos juntos o en algunas ocasiones ella venía a mi casa para pasar el día conmigo.

Actualmente estaba entrando en el mes 7 de mi embarazo y por ende estábamos en el hospital para saber los sexos de cada bebé, o bueno, para que Vane los supiera. Nos habíamos tardado ya que yo sabía que Charly se moría por saber aunque no lo admitiera así que decidí que se lo revelaran a Vane cuando mi embarazo estuviera más avanzado y así Charly no se le diera por interrogar a la niña.

- Ay, estoy muy emocionada - decía ella con alegría.

- Si, yo no - bufó Charly. - Me ponen las tentaciones en mis narices.

- Pues, si querés saberlo por mí no hay problema - dije mientras me sentaba en la silla de espera.

- No, yo te dije que iba a esperar y lo voy a hacer - dijo serio para después mirarme fijamente y morderse el labio inferior con una sonrisa.

- ¿Qué? - sonreí nerviosa.

- Nada - suspiró. - Que te queda muy linda la pancita - sonrió con ternura.

- Si, ya está un poquito grande - dije mirando con ternura mi vientre.

- ¿Me dejás tocar? - preguntó dulcemente mientras me miraba a los ojos con una sonrisa.

- Claro - dije tragando saliva.

Mi corazón comenzó a latir muy rápido a medida que Charly se acercaba.

- Señora Montoya - interrumpió la enfermera.

- Acá - contesté mientras me paraba haciendo que Charly apretara los labios y retrocediera.

- Pase por favor - dijo mientras me indicaba la puerta.

Los tres entramos a la sala, luego la doctora comenzó a hacerme los procedimientos de la ecografía.

- ¿Ya se puede saber el sexos de los bebés? - preguntó Vane.

- Si, ya se puede saber el sexo de cada uno - sonrió. - Pero ustedes dejaron expresamente dicho que no querían saberlo, ¿cierto? - nos preguntó mirándonos a nosotros.

- Ellos, yo no - frunció el ceño Vane.

- Ok - rió la doctora. - Cuando acabemos con esto yo le digo señorita.

- ¿Todo bien con mis hijos doctora? - preguntó Charly.

- Si, están perfectos señor Cruz- sonrió amable.

- Mirá pa, parece un marcianito - sonrió Vane mientras señalaba la pantalla.

- Vanesa - dijo Charly serio.

- Ey, si parece - reí.

- Yeimy... - advirtió.

- Ay, ya - fruncí el ceño.

- Pa, vos si sos muy aburrido - dijo Vane mientras se cruzaba de brazos.

Cuando la ecografía acabó, Charly y yo salimos de la sala dejando a Vane con la doctora para que le dijera. Al cabo de unos minutos salió con una sonrisa enorme.

- ¿Y bien? - preguntó Charly con curiosidad.

- ¿Qué? - contestó Vane haciéndose la misteriosa lo que me hizo reír.

Porque esa ha sido nuestra suerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora