Capítulo 10

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A la mañana siguiente, cuando me desperté, lo primero que hice fue ir a ver a Tony. Yo tenía una clase online de la academia, pero la ignoré porque sabía que no me iba a concentrar después de todo lo sucedido.

Cuando salí al jardín, Tony jugaba a perseguir su cola, al parecer, ese era su nuevo pasatiempo. Me acerqué a él y de inmediato vino corriendo a mí. Lo cargué y me lamió todo el rostro. El amor de los perros es incondicional, me preguntaba si es que Tony me seguiría queriendo si fuera consciente de lo que le hice a Heylan.

Escuché que la puerta de la cocina se abrió, de seguro era Milagros... O Heylan. No sabía cómo iba a volverlo a mirar a los ojos después de lo de anoche. Prefería quedarme en el jardín con Tony a tener que estar a solas con Heylan comiendo en la misma mesa, ya que de seguro Emilio todavía no regresaba a casa.

—¡Aniel ven! —Gritó Heylan desde el comedor.

Ni modo, tenía que entrar. Dejé a Tony en el suelo y le acaricié la cabeza. A continuación, procedí a ir al comedor. La mesa ya estaba servida con cantidad de huevos revueltos, tocino, panqueques y jugos. Milagros iba a la casa desde temprano, y siempre tenía todo preparado.

Heylan ya estaba sentado comiendo, algo extraño ya que siempre solía esperar a que los demás estemos sentados. Vestía una camiseta ploma manga cero y unos shorts del mismo color. Estaba más guapo que de costumbre. Intenté no pensar en ello, ya que solo me traía más culpa.

Me senté frente a él y empecé a servirme.

—Vaya noche la de ayer —dijo Heylan en tono burlón.

Por un momento me quedé petrificado al creer que se refería a lo que le hice anoche; sin embargo, de inmediato me acordé de la borrachera que tuvimos en "Canta Ranita".

—La verdad que sí —contesté nervioso—. Me sorprendió en realidad porque siempre has tenido tolerancia al alcohol.

—Y la sigo teniendo, solo que se me juntó lo de Emilio y otras cosas más, no medí bien y me fui al diablo. Te pido perdón por haberte hecho pasar por un ridículo momento.

"Yo debería pedirte perdón por muchas cosas más".

—No te preocupes. Fue divertido. No me incomodó para nada.

Heylan sonrió, pero no era la típica sonrisa que siempre lo caracterizaba; esta era algo rara, como si la estuviera fingiendo. Un frío recorrió mi columna vertebral poniéndome la piel de gallina. El ambiente se sentía cargado, tenso.

Heylan dejó de comer, se apoyó sobre su asiento, se cruzó de brazos y clavó su mirada en mí, una mirada intimidante que nunca antes la había manifestado.

—Aniel, creo que lo mejor será que te busquemos un departamento —soltó él.

¿Me estaba hablando en serio? Arrugué la frente y me encogí de hombros.

—¿Un departamento? Pero soy menor de edad.

—No hay problema con eso, el departamento estaría a mi nombre, yo pagaría la renta. No es nada personal. Te quiero un montón Aniel, en serio, y voy a seguir cumpliendo la promesa que le hice a tu madre —hizo una pausa y prosiguió—. Es solo que la situación ahora en la casa está mal. Te quiero tanto como quiero a Emilio, pero Emilio es mi prioridad. Necesito mejorar mi relación con él, no podemos seguir de esta manera. Por eso...

—Por eso es mejor que me vaya. Porque soy una incomodidad en esta familia, sobre todo por el homofóbico de tu hijo.

Heylan soltó un suspiro.

—Aniel, lo he intentado todo, absolutamente todo para que ambos puedan llevarse bie n, pero tu presencia siempre lo incomodó. Necesito aprender a llevarme bien con él. Por ahora, es mejor que solo estemos los dos. Te prometo que no te faltará nada, vas a tener comida, internet; te daré todo.

—Muy bien. Dejemos que la homofobia gane otra batalla —dije por primera vez molesto.

—No es por homofobia Aniel.

—Por supuesto que sí. Simplemente Emilio no soporta vivir bajo el mismo techo que un gay, quien encima su propio padre parece tenerle más afecto. Emilio es un engreído, y tú eres un engreidor que le complace sus caprichos. Si crees que alejándome de ustedes va a hacer que Emilio se lleve mejor contigo, pues parece que no eres tan inteligente como creí. Una vez que cumplas el capricho de Emilio en botarme de aquí, solo se sentirá exitoso por haber logrado lo que tanto quería. Todo seguirá igual.

—¡No es solamente por eso que necesitas irte! —Gritó él.

Fue entonces cuando me quedé confundido.

—¿Entonces por qué necesito irme? ¿Por qué me estás botando?

Heylan se quedó viendo a la nada, su rostro se puso pálido, apretaba sus puños con fuerza. Estuvo quieto como una estatua, petrificado. ¿Qué estaba pasando?

—Tengo que irme —dijo Heylan.

Se levantó y empezó a caminar rápidamente. Fue entonces cuando me percaté de algo que no me esperaba. De la tela de sus shorts sobresalía una enorme erección. No era una Torre Eiffel, era un Burj Khalifa. Heylan se dio la vuelta intentando ocultar el gigantesco bulto.

Mi cabeza estaba a punto de explotar, ya nada tenía sentido. ¿Qué mierda sucedía?

Yo también me levanté de la silla y me fui corriendo hacia mi cuarto. Cerré la puerta, me tiré en mi cama, y me puse a pensar en todo lo que ocurría. De lo que sí estaba seguro, es que Heylan no me botaba de la casa por Emilio, Heylan sabía a la perfección que todo lo que le dije era verdad: de nada serviría que yo me vaya para que ellos establezcan una mejor relación. Heylan lo tenía bien claro, era una persona inteligente. ¿Entonces, por qué otra razón me quería apartar de su vida?

Solo existía una única explicación: Heylan estaba consciente cuando lo manosee y se ha acordado de todo. Heylan era consciente que le quité la ropa, que le toqué todo el cuerpo, que me corrí encima de él, que me aproveché de él. Sin embargo, si ese era el caso, ¿por qué no me gritó en el desayuno? ¿Por qué no me botó a patadas? ¿Por qué me habló de tan buena manera si es que estaba al tanto de lo que le hice? Y en especial, ¿por qué diablos acababa de tener una erección?

Tenía dos teorías: la primera, era de que Heylan se acordaba de lo que le hice mientras estaba borracho, y que por ese motivo me estaba botando de la casa, lo cual era justificable. Pero eso no explica el porqué de su forma de actuar tan tranquila. Heylan era bueno, pero tampoco es que fuera un santo. Cualquier persona que supiera que ha sido abusado, iría de frente a agarrar de golpes a su agresor.

Es por eso, que pensé en una segunda opción. Heylan no solo estaba consciente cuando me aprovechaba de él, sino que también lo disfrutó. No hizo nada al respecto porque le gustó lo que le hice. Si ha sentido placer a que yo lo abusara sexualmente, eso significaría que Heylan también siente atracción por mí, o al menos, atracción a lo que le hice. Es por eso que quería deshacerse de mí, por miedo a que se vuelva a repetir, por miedo a que quizás sea él quien me abuse y me domine, por miedo a que esta vez sea él quien no pueda controlarse. ¿Y qué pasaría si Emilio se enterara? Probablemente se iría de la casa porque no soportaría que su padre fuera un homosexual atraído hacia un menor de edad.

La segunda teoría tenía más sentido, aparte de que también sería la respuesta a su erección en el desayuno, quizás se habría acordado de lo que le hice anoche, y por eso se fue corriendo antes de que lo notara.

Me hallaba rodeado de cantidad de suposiciones, ideas, incógnitas. Me parecía todo tan imposible de creer. ¿Acaso existía la más mínima oportunidad de que Heylan Griffin se sintiera atraído hacia mí?

¿Existía la posibilidad de que Heylan también anhelara hacer lo mismo que yo hice con él?

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