Las primeras veces: el primer amor, el primer beso, la primera cita... Siempre hay una primera vez para todo, a veces con la persona adecuada, a veces no. Algunos creen que, si encuentras a quien amas, vives todo como si fuese la primera vez, aunque...
Sero miró confundido a su amigo, que se había presentado en su cuarto en manga corta, cuando ya empezaba a hacer algo de humedad por las noches. Podía entender ese comportamiento de Kirishima, que siempre iba con poca ropa y aun así no se enfermaba, pero no de Kaminari.
—Seguro, no te preocupes —le restó importancia y entró al cuarto de Sero.
Habían quedado para hacer una noche de juegos ellos dos, porque sus amigos estaban ocupados con otras cosas. Al estar solos, podían ponerse de acuerdo fácilmente sobre el juego que querían utilizar esa noche, no tenían a Bakugo molestando.
Sero encendió la consola, aunque mientras preparaba todo pudo notar que Kaminari estaba temblando ligeramente. Pensó que era imaginación suya, y simplemente siguió conectando los cables. Una vez estuvo todo preparado, se sentó junto a su amigo y le tendió un mando.
Todavía sentía que Denki tenía frío, aunque intentó ignorarlo, no quería ser pesado. Se concentró en el videojuego, Mario kart requería mucha concentración, o si no iban a adelantarle. Y no pensaba perder contra Kaminari, bajo ningún concepto.
Cuando acabaron la séptima carrera, sin embargo, volvió a notar que el rubio tenía un escalofrío, y paró el juego antes de comenzar la siguiente competición. Podía ver que Denki le miraba confundido cuando se levantó para buscar algo en su armario.
—Toma, tonto. Estás temblando, no vayas a ponerte enfermo —cogió una de sus sudaderas y se la dio.
—No tengo tanto frío...
—No más excusas, Kaminari. No me importa prestarte ropa cuando quieras —le sonrió, acomodándose a su lado nuevamente, y el rubio esbozó una sonrisa, poniéndose la sudadera.
Sero no volvió a notar más temblores, y continuaron jugando tranquilos. Aunque, de vez en cuando miraba a su amigo de reojo, su sudadera le quedaba mejor de lo que había pensado. Era algo grande, pero adorable en Denki.
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—Sero, amigo, déjame otra sudadera.
Empezaba a arrepentirse de su decisión. Resultó que Kaminari no había llevado ropa de invierno a los dormitorios, y tendría que esperar unas semanas a que se la enviasen sus padres. Desde esa noche había perdido cuatro sudaderas, e iba por la quinta.
—Llevas una mía puesta ahora mismo, Denki.
—Lo sé, pero quiero otra. Porfi, Sero, te prometo que te la devolveré pronto.
Se rindió cuando volvió a pedírsela, y entró a suhabitación a por una más. La sacó y de inmediato Kaminari la tomó en sus manos,antes de que su amigo pudiese arrepentirse de su decisión. "Esta sudadera síque tiene tu olor", le pareció escuchar, pero antes de que pudiese mencionaralgo más Denki le dio las gracias, y se fue.
