𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑎 𝑣𝑒𝑧 𝑎𝑐𝑒𝑝𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑠𝑢𝑠 𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠

74 23 13
                                    

Sero llegó del trabajo, notando el olor de la comida recién hecha. Se extrañó un poco, ni él ni Kaminari solían cocinar, normalmente pedían comida a domicilio o compraban algo ya hecho y lo calentaban en el microondas. Dejó sus cosas en la entrada y fue directamente a la cocina, viendo a Kaminari anotar cosas en una libreta mientras Bakugo le hablaba. Había una olla en el fuego, que era de donde venía el olor, y varios dulces preparados en la isla de la cocina.

—¿Qué pasa aquí? —Kaminari se sobresaltó ante su pregunta, y paró de escribir para mirarle. Pero no fue él quien contestó, sino Bakugo.

—Pasa que he desperdiciado mi único día libre en semanas para enseñar a este idiota a cocinar. Y lo único que se le da bien son los dulces.

—¡Eso no es cierto! —Denki iba a defenderse, pero Katsuki le miró serio y se quedó callado.

—Pero, ¿por qué le estás enseñando a cocinar?

—Es que soy un inútil —Denki le miró con una cara llena de culpabilidad—, no limpio, se me suele olvidar recoger y lo dejo todo por medio. ¡Y ninguno podía cocinar! Pensé que podía encargarme de eso porque tú haces todo el trabajo, yo no sirvo ni para quitar el polvo.

Algo se removió en el interior del pelinegro cuando el chico dijo eso. ¿Quería aprender a cocinar por él? Miró a Bakugo y este asintió, quitándose el delantal que llevaba puesto y dejándolo en la mesa.

—El estofado está hecho, le he dado varias recetas. Si te mata, yo no he tenido nada que ver.

Le dio un par de palmaditas en el hombro a Sero, y se fue de la casa. El pelinegro debía admitir que los dulces tenían buena pinta, y el estofado al estar hecho con la supervisión de Bakugo debía también tener un sabor agradable.

—Te prometo que aprenderé rápido... así también ahorramos dinero, comeremos mejor y no me sentiré tan mal por ser un desastre de compañero de piso.

—No eres un desastre, rayito.

Sero se acercó y le acarició el pelo. El que Kaminari hubiese hecho eso por él, le hacía realmente feliz.

Al principio se quemaban algunas cosas, y una vez casi tuvieron un incendio en la casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al principio se quemaban algunas cosas, y una vez casi tuvieron un incendio en la casa. Pero poco a poco, Kaminari fue mejorando. Lo que siempre se le dio bien fueron los dulces, y Sero sin duda aprovechaba eso. No entendía por qué su amigo era capaz de hacer repostería, pero la cocina normal se le complicaba.

Por suerte acabó por cogerle el truco a varias recetas, y solo pedían comida a domicilio en ocasiones especiales. Sero disfrutaba de ese nuevo aspecto de su vida, daba gracias a Bakugo por haber hecho eso. Ya estaba harto de tener que comer siempre a domicilio o comida basura.

Sin embargo, algo había empezado a chocarle de su día a día con Kaminari. Trabajaban todo el día, y cuando patrullaban o estaban en la calle todo era normal. Pero una vez llegaban a su apartamento, algo empezaba a revolverse dentro de Sero. Se sentía nervioso cuando veían películas, o cuando veía a Kaminari saliendo de la ducha, con la toalla y el pelo mojado.

Antes esos detalles no le importaban tanto, pero desde que el chico se esforzaba más en resultar útil, comenzó a fijarse en cada cosa que hacía. Había empezado a pensar por las noches en cómo había sido su amistad con Kaminari todos esos años; las bromas, las tardes juntos, las miradas y momentos que habían compartido... Y cómo se había sentido en la fiesta de Hagakure, mientras bailaban.

Nunca se había sentido así con un amigo, pero sí con Denki. Todos los comentarios que sus amigos habían dicho sobre la extraña relación que tenían volvieron a su cabeza, y a partir de ahí no podía dejar de pensar que algo raro pasaba entre ellos dos.

—Han... estoy cansado, ¿cuándo es nuestro próximo día libre? —Estaba en el sofá pensando, cuando su amigo se tiró encima suya, quejándose—. La cena estará en un rato, ¿no ves nada en la tele?

—No... no había nada interesante —volvió a notar ese cosquilleo, y se removió incómodo.

Por suerte una alarma sonó desde la cocina, y Kaminari se levantó. Definitivamente algo pasaba con él, ¿por qué ahora se empezaba a preocupar por lo que sentía con Denki? Eran amigos... amigos, esa palabra sonaba tan mal que arrugó la nariz cuando notó que no salía de su mente.

El resto de la noche la pasaron viendo películas. Sero advirtió a Kaminari que iba a quedarse dormido porque cuando estaba cansado nunca aguantaba, pero el chico no le hizo caso. Y como a la mitad de la película, Hanta notó que Denki se quedó dormido sobre su hombro. Estaban uno al lado del otro y tapados por una manta; cuando sintió la respiración pausada de Kaminari, paró la televisión y se quedó mirándole.

Al ver su cara tranquila y la forma en la que estaban, Sero supo que lo que había estado notando siempre por él no era amistad. No podía serlo, era algo más. Le gustaba Kaminari; más bien... se había enamorado de su mejor amigo.

Nuestras primeras veces | SerokamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora