➛ 𝐅𝐀𝐕𝐎𝐑𝐈𝐓𝐄 𝐂𝐑𝐈𝐌𝐄 || ➵ s. ᴍᴀɴᴊɪʀᴏ

『02』

Los restos de frappé mancharon sus suaves labios. Lo lamió antes de volver a dejar la bebida sobre el escritorio.

Hoy es domingo, por lo que no hay clases, lo cual es genial.

Sus manos se deslizan sobre el teclado de su nuevo portátil, tecleando numerosos códigos. Ahora mismo, está intentando conseguir el número de Mikey, para mejorar sus planes de broma.

Decir que está invadiendo su privacidad es un eufemismo. Durante años, ha estado hackeando cientos de dispositivos, interviniendo sus teléfonos para conocer el paradero del objetivo.

Hablando de Mikey, no asistió a clase ayer. Bueno, eso no era sorprendente.

Sin embargo, también tenía la esperanza de que consiguiera algún tipo de reacción de los estudiantes que presenciaron el oso de peluche en la moto de Mikey. Aunque parece que, aunque no esté presente, están demasiado ansiosos por hablar de él como si los fuera a escuchar.

Su boca se frunce hacia un lado.

─Ahí estás...─ pronunció después de distinguir el nombre de Mikey y su número justo al lado.

Se detuvo un momento, estirando los músculos agarrotados antes de coger su teléfono. Luego, sacó otra tarjeta SIM del segundo cajón, insertándola.

El teléfono tenía dos ranuras, así que fue una suerte por su parte teniendo en cuenta que no quiere usar su número principal.

Al introducir el número de diez dígitos, se apoyó en su silla giratoria, dando vueltas, con el pie en el escritorio para controlar la rotación.

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           Desconocido:           
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Una pequeña pero pura risa se escapó de sus labios mientras escribía. Desprecia absolutamente a los estafadores o a cualquier fraude, pero éste era una excepción. De todos modos, no es perjudicial, simplemente cabreará al líder de la banda.

━─━────༺༻────━─━

Shiroi creó una cara pura de maldad. Cogió una pequeña y bonita caja y la puso delante de ella. Después, recortó una docena de letras E con cartulina marrón.

¿Cruel? Sí.

¡DING!

Prácticamente corrió hacia donde estaba su teléfono, abriéndolo.

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  (XXX)-XXX-XXXX:
Sano Manjiro       
〒 8-20-90              
Shibuya Tokio,     
Japón, Subárea 7
Bloque 2               
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Y cayó en la trampa.

Shiroi suspiró tras la vertiginosa risita que había soltado. Se sentó, cogió las llaves de su casa, se puso un calcetín negro hasta la rodilla en la pierna no herida y se echó un jersey de gran tamaño por encima.

Antes de salir de la casa, se puso un par de zapatillas.

El ambiente frío salpicó parte de su piel expuesta. Comenzó a caminar con la caja de brownies. Afortunadamente, la casa de Mikey estaba a pocas cuadras de la suya.

Finalmente, llegó frente a su residencia.

Incómoda, de pie en medio de la noche, sus ojos giraron alrededor del lugar. Sólo algunas farolas y la luz del interior de la casa iluminaban su camino.

A continuación, se dirigió a la puerta y dejó la caja en el porche.

Mordiéndose los labios, su dedo índice se posó sobre el botón del timbre en señal de duda.

Pero no quería desperdiciar sus esfuerzos, así que llamó al timbre.

Alejándose de la casa, se agazapó detrás de un arbusto desde el que se podía ver con claridad, pero sin ser vista.

Shiroi sintió que su interior luchaba con el suspenso y la excitación, sin saber qué emoción sería la dominante.

Un chico rubio que llevaba una parte del pelo atado salió de la puerta. Se agachó para coger la caja que tenía debajo.

La emoción prácticamente hacía brillar sus ojos con entusiasmo. A estas alturas, Mikey seguramente esté babeando sólo con mirarla.

Encontrando rápidamente la apertura como un niño que rasga sus regalos, la visión de las brownies le decepcionó.

─¿Me han estafado?─ se enfadó visiblemente, su mano agarrando la caja con tanta fuerza que se arrugó.

─Oh lo siento─ resopló en silencio, sin tener absolutamente ningún remordimiento.

Mikey levantó la cabeza hacia donde ella se escondía y tiró la caja mientras daba zancadas hacia donde ella estaba. Sus ojos se abrieron de par en par mientras se tragaba un nudo en la garganta.

─Mierda...─ Sin perder tiempo, la de cabellos blancos intentó correr sin despeinarse. Por mucho cuidado que tuviera, las llaves de su bolsillo seguían resbalando y cayendo.

Estaba a punto de dar la vuelta para cogerlas, pero la silueta de Mikey estaba ahora a apenas diez metros de ella.

A la mierda.

No hay manera de que lo consiga, seguro que la atrapa.

─¿Eh?─ Dijo Mikey, dejando escapar al culpable. Algo que brillaba debajo de él llamó su atención. El juego de llaves que se reflejaban con la luz de la luna.

Lo tomó en su poder, guardándolo como algún tipo de prueba o pista que pudiera ser algo útil algún día.

Unos pesados pantalones rebotaron en el callejón al que se dirigía [nombre]. El yeso alrededor de su pierna era una molestia, el hecho de correr la hacía esforzarse tanto.

Shiroi se apoyó en la pared para apoyarse. Poco a poco, rompió en ataques de risa. Le encantaba su reacción; estas bromas son adictivas, meterse con Mikey es adictivo.

¡TOMA ESO!

Su mano se dirigió a su bolsillo, sacando su teléfono móvil. Su repentino brillo hizo que sus ojos se entrecerraran.

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║ 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨 𝒆𝒔𝒕𝒂́ 𝒍𝒍𝒂𝒎𝒂𝒏𝒅𝒐... ║
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─¿Qué?─ refunfuñó a través del teléfono.

─Tenemos que darnos prisa porque la señal se está perdiendo. Estamos en nuestro escondite abandonado, es el único lugar─ le informó su hermano, aunque, a pesar de su tono tranquilo, su voz era extremadamente entrecortada. Algunas palabras se cortaban, se duplicaban o se retrasaban.

─Bien... ¿Estás bien?─

─Daikokuten... son ellos. Anoche irrumpieron en una de... mis reuniones... lo más probable es que consiguieran información y tu localización. ¿Había algún hombre siguiéndote?─

─Se escucha muy entrecortado... Pero no. Además, puedo cuidar de mí misma si eso ocurre─ mintió entre dientes. Lo último que quiere hacer es preocupar a su hermano. ─Por cierto, ¿qué está pasando? con Daikokuten, quiero decir─ preguntó.

─...Evita a esta pandilla y a los yakuzas; están trabajando juntos... Una vez que los veas... van a tomar...─

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║  𝑳𝒍𝒂𝒎𝒂𝒅𝒂 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍𝒊𝒛𝒂𝒅𝒂   ║
╚═════════════╝

¿Tomar qué?