『24』

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El calor de la acogedora morada los mantenía alejados de la fuerte ventisca. La nieve era como un edredón en el exterior.

De rodillas, alineó las cajas y los regalos bajo el árbol de Navidad de hoja perenne.

Las luces de temática navideña adornaban los bordes de la casa, las luces LED punteadas se enredaban ordenadamente alrededor del árbol mientras los adornos lo engalanaban al azar.

Grandes bandejas de comida llenaban la mesa; desde la comida típica, pasteles, cosas saladas, caramelos y otras cosas más, cada uno aportaba algo, aunque la mitad salía directamente del bolsillo de Shiroi después de todo, es rica, ya que heredó gran parte de la riqueza de sus difuntos padres y también gana dinero con los trabajos de la yakuza.

─Mikey, ¿dónde está mi teléfono?─ Preguntó Emma a su hermano desde el otro lado de la habitación.

Sentado despreocupadamente con las piernas cruzadas en el sofá, respondió mientras comía un bastón de caramelo que había robado de la mesa. ─¿Eh? No lo sé, pregúntale a Ken-chin─

─¡Draken!─ Emma corrió hacia él. ─¿Has visto mi teléfono?─

Todos se reunieron para celebrar por la noche, reservando la mañana de Navidad para estar con sus propias familias.

─¡Vamos a tomarnos una foto ahora!─ Emma los juntó a todos mientras Hinata y Yuzuha fijaban el temporizador de la cámara.

La mayoría se vistió con colores a juego, excepto Souta, Baji y Draken, a este último no le importaba mucho el tema y lo consideraba innecesario.

El clic sonó y el flash los iluminó, captando las encantadoras sonrisas que mostraban.

─¡Feliz Navidad!─ Aclamaron todos a coro. Y Emma guardó su cámara para que luego todo todos comenzaran a comer los deliciosos alimentos que habían sobre la mesa.

Supuestamente, la Toman no iba a celebrar la Navidad de esta manera, pero las chicas insistieron en organizar la fiesta.

Shiroi aprecia cada alegría y cada fervor que emanan, por pequeño que sea.

Se alegra de tener esta familia que, independientemente de que forman parte de una pandilla, nunca dejan de actuar como adolescentes normales a pesar de todo.

En cuanto a ella, ser mercenaria y líder de una organización criminal no solo dificulta cada fiesta, si no también cada día.

Mientras los demás festejaban alrededor de la mesa, Shiroi subió sigilosamente a su habitación, dejando la puerta entreabierta para que entrara una porción de luz en el cuarto. A continuación, abrió el cajón junto a su cama y tomó una caja negra.

─Shiroi-chin─ Oyó que Mikey la llamaba por detrás y vio su sombra acercarse a ella.

Un torrente de sorpresa la salpicó mientras escondía instintivamente la caja. Respondió sonriendo inconscientemente. ─¿Hm? ¿Qué pasa, Mikey?─

─Nada, Shiroi-chin. Sólo quería decirte que tengo otro regalo para ti, una vez que todo esto termine─ Le reveló.

Su relación sigue siendo un misterio, era como si hubiera brotado en un terreno peligroso y mutilado, y sin embargo creció de forma tan hermosa.

Después de las Navidades, ella inculpará a los miembros de Daikokuten en Shibuya para acabar con todo, de una vez por todas.

Sin duda, con la ubicación que les transmitieron Mitsuya y Hakkai, podrán hacerlo en un día como máximo.

Ella asintió. ─Lo esperaré con ansias, Mikey─ Le dedicó una sonrisa.

─¡Shiroi! ¡Mikey! ¡Vamos a empezar el intercambio de regalos!─ Gritó Hinata desde el piso de abajo, con un matiz de emoción en su tono.

Acercándose a él, rozó ligeramente sus labios en su suave mejilla, antes de separarse se detuvo dulcemente cerca de su rostro. Su cálido aliento le hizo cosquillas en la piel, haciendo que su corazón se acelerara.

Huele como un bebé...

Se retiró con delicadeza y le acarició la mano mientras sonreía. ─Vamos, nos están esperando─

Al bajar las escaleras, el caos los saludó. Sólo los dejaron solos un par de minutos y su casa ahora no es más que un desorden de nieve falsa y confeti.

Un culpable Takemichi estaba en una esquina, sosteniendo el confeti vacío que activó accidentalmente porque Smiley lo engatusó para que lo girara, diciendo que así le pondría el seguro, pero obviamente hizo lo contrario.

Cuando todos estuvieron presentes, cada uno tomó sus propios regalos de debajo del árbol, preparándose para entregarlos a quien le tocó "al azar", pero gracias a que las chicas amañaron el sorteo, no es verdaderamente aleatorio.

Draken a Emma.

Emma a Draken.

Mitsuya a Yuzuha.

Yuzuha a Mitsuya.

Takemichi a Hinata.

Hinata a Takemichi.

Baji a Chifuyu.

Chifuyu a Hakkai.

Hakkai a Nahoya

Nahoya a Souta.

Souta a Baji.

Shiroi a Mikey.

Mikey a Shiroi.

La de ojos rubí, ya le había dado la caja de zapatillas y los dorayakis a Mikey un día antes de esto, ya que se estaba portando como un bebé porque se le acababan las reservas de dorayaki.

─Shiroi, ¡tu turno!─ dijo Emma.

Recogiendo la pequeña caja a su lado, la puso sobre la palma de la mano de Mikey. La atención de todos se centró en la cajita que Mikey se esforzaba por abrir. Aunque unos segundos más tarde, una larga cadena de plata colgaba de sus palmas, la placa traía nada más y nada menos que que la huella dactilar de la peliblanca.

─Woahhh...─ varias expresiones de asombro salieron automáticamente de sus bocas.

Mikey se lo colocó sonriente. La fría plata descansaba sobre su piel desnuda bajo la camisa.

Shiroi se encontraba con las piernas dobladas frente a su pecho y su barbilla descansaba sobre las rodillas. La chica inclinó la cabeza un poco hacia adelante mientras lo veía sonreír ante el regalo.

─¡Muchas Gracias, Shiroi-chin!─

Lo siguiente que sabe es que Mikey estaba sacando un oso de peluche rosa de tamaño medio que es exactamente igual que el que usó la primera vez para gastarle una broma, aunque un poco más grande.

Aunque no era un simple oso de peluche, llevaba un haori especial con caracteres y símbolos dorados tejidos en él.

─Bienvenida a la Toman, Shiroi-chin─

➛ 𝐅𝐀𝐕𝐎𝐑𝐈𝐓𝐄 𝐂𝐑𝐈𝐌𝐄 ||  ➵ s. ᴍᴀɴᴊɪʀᴏWhere stories live. Discover now