『25』

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Pronto cayó la noche y con esta llegaron las estrellas.

La nieve caía silenciosamente y aterrizaba en el suelo con delicadeza como una pluma.

Todas los miembros de la Toman se alinearon mientras permanecían pacientemente, con la curiosidad de saber por qué se les había convocado a una reunión tan repentinamente.

Fue entonces cuando oyeron unos pasos que se hundían en el lecho de nieve.

Una mujer de más o menos su edad encabezaba la marcha, llevaba el haori de la Toman al igual que ellos. Un pequeño palo blanco sobresalía de su boca mientras saboreaba lo que quedaba de su paleta de fresa.

Aunque no se le ha dado un rango específico, los líderes confían en ella y la respetan. Además, tiene voz y voto en todas las decisiones.

De todas maneras si Shiroi no se hubiera ganado el corazón al presidente, ella podría liderar organizaciones contra los infractores de la ley y los delincuentes sola sin ningún problema.

Por lo tanto, no se sorprenderían si ella estuviera en la fila de capitanes como un miembro normal, pero el hecho de que ella caminara frente al presidente los desconcertó.

─¡Buenas noches, presidente!─ Se inclinaron todos ante él mientras caminaba hacia la plataforma.

De la nada, un estallido de infantilismo se encendió en todo su ser mientras se abalanzaba hacia adelante, colgando su brazo alrededor de los hombros de ella.

¿Quién iba a decir que dos idiotas con objetivos diferentes, atados por un trato absurdo acabaran siendo tan inseparables?

A ella antes no le interesaba la idea del amor y a Mikey mucho menos.

Actualmente Shiroi se siente abrumada por haberse convertido en miembro de la Toman, pero ya está acostumbrada a ver cómo las cabezas se inclinan ante ella, rindiéndole su máximo respeto como si pudiera acabar con sus vidas con un solo chasquido.

─Mañana, antes del anochecer, todos se tienen que quedar en sus casas hasta que llegue el día siguiente-─

─¡¿Eh?!─ Charlas y susurros provenían de entre la multitud cortando a Mikey.

Shiroi agarró el palito de su piruleta y lo lanzó a la cabeza de la persona que inició el alboroto. Como resultado, el tipo se acercó locamente hacia ella con cara de desconcierto. Ella le tapó la boca con un dedo, haciéndole callar.

Draken se acercó irritado. ─Cierra la boca y escucha. No interrumpas al presidente cuando está hablando─

Un Mikey indiferente agradeció mentalmente a Draken antes de continuar. ─Sólo los capitanes y los vicecapitanes trabajarán mañana. Y en el caso de que alguno de ustedes sea interrogado deberá mantener la boca cerrada─

La Toman es una banda infame que puede marcar un lugar como su territorio simplemente con decirlo, a menos que otra banda quiera reclamarlo como suyo, en cuyo caso, casi siempre la Toman suele ganar la disputa.

A diario, recorren las carreteras de Shibuya, así que todo el mundo ya debe haber oído sobre su nombre.

─¡Pero queremos pelear!─

Shiroi se rió ante esto. ─Oh, lo haréis si el plan se viene abajo. Pero, por favor, no recéis para que perdamos sólo para poder luchar. Sé que este enemigo al que nos enfrentaremos no va sólo a por mí, sino que también va a por la Toman. Pero deseo con todas mis fuerzas arreglar este problema con la menor de vuestras ayudas para mostraros mi gratitud─

Eso silenció a todos y les dió que reflexionar. Algunos querían ayudarla de verdad, otros sólo querían lanzar sus puños contra algo, mientras que otros simplemente obedecían los deseos de su presidente.

Mirando hacia el lado donde se sentaba Mikey, sus labios se curvaron formando una sonrisa, emocionada de que finalmente derrotaramán a la fuente de todos sus problemas.

Sus miradas hablaban entre sí. Esos ojos rojizos transmitían lo que ella sentía, y los de Mikey también.

─Necesito hablar contigo a solas, Shiroi-chin─

─¿Eh?─

Mikey tiraba con suma delicadeza de su muñeca mientras caminaban hacia el profundo bosque atrincherado por capas de árboles.

─No se van a poner de acuerdo si nuestras opiniones son diferentes─ Insistió en voz alta, continuando lejos de la Toman que los observaba con curiosidad.

─¿Qué opin-uh?─ Estaba totalmente confundida. Por lo que ella recuerda claramente, las opiniones de ambos eran coincidentes.

Mientras discutían, su voz se volvió distante e inaudible para el resto.

Se encontraban en medio del oscuro bosque, sombreado por las hojas y siendo iluminados con tan solo la leve luz de la luna.

─Mikey, pensé que ya habíamos hablado de esto─ Le dijo ella una vez que dejaron de caminar.

─Lo siento, Shiroi-chin pero... no puedo evitarlo─

Todo lo demás se congeló en el momento en que sus labios se encontraron con los de ella, generando mariposas en su estómago. Apenas sintió el áspero tronco del árbol con el que se encontraba su espalda porque sólo podía concentrarse en los suaves labios de Mikey.

Había algo en la forma en que la él respiraba; era como si se sintiera aliviado y eso hacía que se sintiera tranquila.

Y entonces él se apartó, susurrando unas palabras jadeantes. ─Prométeme-─

De nuevo, la besó y todo lo que ella pudo hacer fue someterse. ─Que después de todo esto-─ se apartó cada vez que quería decir algo, cortando su frase en pequeños fragmentos para alargar su beso.

─Ya podré llamarte mía─ Y luego otra vez.

─También quiero que gobiernes la Toman conmigo, ¿lo harás? ─ Apoyó su cara en su hombro, esperando una respuesta.

─...Te lo prometo─

➛ 𝐅𝐀𝐕𝐎𝐑𝐈𝐓𝐄 𝐂𝐑𝐈𝐌𝐄 ||  ➵ s. ᴍᴀɴᴊɪʀᴏWhere stories live. Discover now