𝗗𝗲 𝗕𝗼𝘀𝘁𝗼𝗻 𝗮 𝗕𝗲𝗿𝗹𝗶́𝗻 | La Casa De Papel

𝓑 𝓐 𝓑 55

Nota importante al final del cap

- ¿Cuánto hace que no comes?

- tres días 

- llevamos a penas dos en el banco...

- pero nunca como antes de un atraco

Gandía sonríe, negando con la cabeza

- ¿y hace cuánto no duermes?

- desde que llegamos ¿qué más quieres saber, inútil?

- antes de comer, te voy a limpiar las heridas - el ignora mi comentario, levantándose de su asiento 

veo como toma un botiquín y regresa a la silla

baja el cierre del traje rojo y descubre mi hombro, bajando mi playera lambien

- te dieron fuerte ¿eh?

- un jodido disparo no es nada - hablo sarcástica 

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- mira, ahí esta tu novio - Gandía señala una de las pantallas, con las cámaras - ¿Quieres decirle algo?...¡Berlín! ¿Berlín, cierto?...¡Berlín! ¡Rio! ¡ayudadme por favor!

me mantengo viendo un punto fijo, comenzando a escuchar voces a mis espaldas

demasiadas voces 

Gandía sigue gritando, mientras intento controlarme 

-...las paredes son 70 centímetros de hormigón reforzado. Es como gritar desde un submarino en mitad del mar 

paso saliva con dificultad, cerrado los ojos

siento como pasa algo parecido a una correa por mi cuello, amarrando la cuerda de este a la pared

- mi tercera carta - el me la lanza - hacer sangre. Voy a salir un momentito

Gandía se coloca un pasamontañas, saliendo por la puerta

siento como la garganta se me cierra unos segundos, mientras las voces se comienzan a convertir en gritos 

mis manos tiemblan un poco, pero intento volver a concentrarme 

a los segundos, escucho una fuerte explosión proveniente del edificio 

me sobresalto un poco, tratando de poner atención para descifrar si se trata de algo real o solo una alucinación

escucho disparos, al mismo tiempo en que estoy casi segura de haber visto a alguien en la esquina de la habitación  

no estoy segura de nada, a excepción de que si salgo de aquí, consideremos a Gandía muerto

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Gandía era un animal

podría haberse refugiado en la cueva después de haber herido a dos de sus presas, pero habría ido en contra de su naturaleza 

era un depredador y no iba a parar hasta acabar con todo el rebaño

no había tardado en tomar a Nairobi como su rehén, debilitando así, 3 veces más, a toda la banda

conmigo fuera, Berlín buscándome como loco, y con poca estabilidad hablando de Palermo, sabia que tomando a alguien más, nos tenía a todos 

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