Capítulo 1

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Sé que me echas de menos Laura, pero ya no hay nada más que hacer, recuérdame y jamás, me olvides.

—Laura, Laura, cariño despierta—Dijo la señora Suárez suavemente

—¿Qué ocurre mamá?—Preguntó Laura algo confusa

—Has vuelto a tener otra pesadilla, ¿Quieres dormir con tu padre y conmigo? —Ofreció dulcemente la señora Suárez 

—Gracias, pero creo que es mejor que me levante, ya no tengo sueño.

 Desde mi partida al más allá, Laura no había vuelto a dormir como antes, no paraba de pensar en mí y de aferrarse a sus collares, lo que más me duele es, no poder ayudarla, ojalá pudiera decirle.

—Estoy más cerca de lo que crees, u ojalá pudieras sentirme—.

Laura se había levantado a desayunar, eran las 8 de la mañana muy temprano para un sábado, es increíble lo cambiada que está mi princesa, está mucho más guapa, ahora es más alta, tiene el pelo más largo, y tiene los pechos muchísimo más desarrollados.

Me acerqué a ella y le di un beso de buenos días, aún no entiendo que hago en el mundo de los mortales, pero pienso averiguarlo.

Últimamente, Laura se pasa la mayor parte de su tiempo leyendo mi diario, creo que se lo habrá leído como unas diez veces, y siempre que llega al final se echa a llorar, intento consolarla, pero no puedo, hace tanto que no sé dé Luzbel que ahora mismo, no puedo obtener respuestas a mis preguntas.

—Buenos días, cariño, ¿Dime cómo estás?— Preguntó el señor Suárez a su hija

—Bien, estoy bien, algo cansada, pero bien —Respondió Laura guardando el diario de Evelin

—Ya sabes, que hoy tienes consulta con el psicólogo, deberías de prepararte —Comentó el señor Suárez.

Laura se levantó muy cansada del sofá y, en su habitación, se puso lo primero que vio un pantalón negro, y una sudadera roja.

—Me voy al médico hasta luego —Se despidió Laura mientras cerraba la puerta de su casa.

Era un día muy frío, pero a Laura parecía no importarle, ya que paseaba muy despacio por las calles de Villa Ventura.

La acompañé, hasta la consulta del médico y esperé con ella. Pude darme cuenta de que era un psicólogo de pago, porque su consulta se encontraba en una casa cerca del puerto.

—Laura Suárez, ya puede pasar—Dijo amablemente la recepcionista.

Entramos a la consulta, tenía un montón de libros y de diplomas, Laura se acomodó en uno de los sillones y esperó a que el psicólogo comenzará con el interrogatorio.

Te Recordare Evelin Segundo libroWhere stories live. Discover now