Capítulo 3

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Laura salió muy enfadada de la consulta del doctor Anderson, ella sabía que tenía razón, pero, no sabía, como demostrárselo al mundo.

—Hola, Laura, ¿Cómo estás? —Preguntó Michael mientras abrazaba a su novia

—Fatal, cada vez llevo peor esto de venir al psicólogo —Respondió Laura mientras agarraba la mano de su novio

 —Cuéntame, ¿Qué te ha pasado?—Preguntó el chico preocupado

Laura, le contó todo lo vivido en la consulta del doctor y rompió a llorar, estaba muy cansada, física, y emocionalmente

—Que te parece, si este finde semana, tú y yo nos vamos de acampada —Comentó Michael intentando convencer a su novia

—No sé, Michael, como que no me apetece mucho —Respondió alicaída Laura

—Joder Laura, últimamente estas como pasando de mí, si ya no quieres estar conmigo me lo dices y tan amigos —Reprochó Michael el comportamiento de su novia

—No es eso, es solo que... mira, sabes, paso, haz lo que quieras Michael, si quieres entenderme, hazlo, que, por el contrario, prefieres hacerme quedar como la loca también, me parece bien 

—Laura, ¿Es que no lo ves? —Preguntó Michael, preocupado por la reacción de su novia

—Dime, que es lo que tengo que ver

—Laura, mi vida tienes que desconectar, tienes una carrera finalizada, posibilidades de comenzar a trabajar, ¿Y qué es lo que haces? Te castigas, te culpas porque crees que pudiste haber salvado a Evelin y no es así, nadie pudo hacer nada, entiende que se ha acabado, que tienes que rehacer tu vida. Por el amor de dios Laura ahora mismo estás más drogada que un señor de residencia —Argumentó Michael mientras miraba a los ojos llorosos de su novia

—Eso es lo que piensas, increíble, es increíble, lo deprisa que todo el mundo se ha olvidado de Evelin. Eres un egoísta, te recuerdo que gracias a Evelin, llevamos dos años de relación, parece que no lo recuerdas o quieres no acordarte —Reprochó Laura a su novio

— No es eso Laura, sabes más que de sobra que le estaré eternamente agradecido a Evelin por lo que hizo por nosotros y me duele su perdida, pero, a ti te veo muerta en vida, puedo preguntarte una cosa

—Claro, pregunta lo que quieras—Respondió Laura agarrando con más fuerza la mano de Michael

—¿Aún sigues leyendo el diario de Evelin?

—Sí, no creo que eso tenga nada de malo —Respondió Laura cabizbaja

—Me dijiste que ya lo habías guardado, acepto que lleves los collares puestos, pero, lo que no puedo aceptar es que releas una y otra vez los textos de Evelin, eso es lo que te está matando —Argumentó Michael

—¿Y qué pretendes que haga, dime? —Preguntó Laura llorando

—Nada, no hagas nada, sigue llorando, sigue culpándote por algo que no estaba bajo tu control, y sigue medicándote hasta que llegue el día en el cual tú también acabes como tu amiga en el hoyo.

Laura se marchó muy enfadada, y creo que fue al bosque, no lo sé, últimamente no tenía fuerzas, solo tenía fuerzas cuando Laura leía mis letras, fue duro ver la discusión entre Michael y Laura y no poder hacer nada, pero este es uno de los inconvenientes de estar atrapada entre la vida y la muerte.

Te Recordare Evelin Segundo libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora