Capítulo 18

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—Pues al final resulta que se me da bien la cocina, me alegro de que te hayan gustado, dime, ¿quieres postre?—preguntó Michael.

—Claro, creo que aún tengo un poquito de espacio.

Michael trajo de la cocina dos pequeños pasteles con forma de corazón, de sabor chocolate con leche, y chocolate blanco.

—Bueno, escoge el que más te guste —ofreció Michael a Laura.

—El de chocolate blanco —respondió Laura sin dudar ni un segundo.

A Michael no le sorprendió, sabía qué. Laura era una fanática del chocolate blanco.

—¿Podemos comer el postre en tu habitación? —preguntó Laura a Michael.

—¿Qué?—preguntó Michael muy sorprendido.

—Nada, da igual—dijo colorada Laura.

—Tranquila, vale, ven.

Michael cogió de la mano a Laura, y se la llevó junto con los postres a su habitación.

Era un cuarto con una cama de matrimonio grande, y una tele de plasma colgada en la pared de enfrente. Lo más bonito es una foto de ellos dos, enmarcada y colgada encima del cabecero de la cama. Solo entraba la luz de la luna en la habitación y, antes de que Michael prendiera la lámpara de la mesilla de noche, Laura le frenó.

—Me gustaría comer el postre bajo la luz de la luna llena.

—En ese caso, deja que descorra las cortinas.

Michael descorrió las cortinas y entró una hermosa luz azulada por la ventana. El ambiente no podía ser más romántico, ambos se quitaron las zapatillas y se sentaron en la cama a comer el postre.

—¿Te gusta?—preguntó Michael mientras comía un trozo de tarta.

—Me encanta —respondió Laura dejando el plato en una de las mesillas de noche.

Laura se acostó en la cama, ahora era Michael quien estaba nervioso; sin embargo, Laura tenía la cabeza en las nubes, solo tenía claro que no quería que la noche se acabara, no quería volver a casa, simplemente quería comenzar de cero y, ahora tenía claro que lo quería hacer al lado de Michael.

—¿Por qué me miras de esa forma?—preguntó Laura, confusa por ver a Michael tan nervioso.

—No me esperaba que te fueras a acostar en la cama.

—Si quieres, me levanto —dijo con una sonrisa Laura.

Michael dejó su plato al lado de su mesilla y se acostó al lado de Laura, le agarró la mano y ambos sintieron esa chispa. Ambos tumbados en la cama, mirando al techo de la habitación con las manos entrelazadas, no hacía falta decirse nada, el silencio lo estaba diciendo por ellos.

Te Recordare Evelin Segundo libroWhere stories live. Discover now