Capítulo 15

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— Vamos a ver, antes de comenzar con el ritual, tú, Michael. ¿Te comprometes a conseguir la foto y el pelo de Lina? —preguntó Luz De Luna al chico.

— Me comprometo —respondió Michael sin titubear.

— Dame tu mano derecha — ordenó Luz al chico.

Michael entregó su mano a la médium, esta se la agarró y comenzó a decir.

— Invoco el gran poder de los Espíritus para desviar toda maldad que sea enviada de cualquier dirección por el poder de la Tierra, por la fuerza del Fuego, por la inspiración del Aire, por las virtudes del Agua, yo los conjuro, para que aplaquen los corazones y eliminen, bloqueen todo mal y que su poder ate la maldad de otros. Que así sea.

— Que así sea —dijo Michael.

— Que así sea—dijo Laura.

Acto seguido, Luz cogió la daga de la caja, y le hizo un ligero corte en la mano, guardando varias gotas de la sangre de Michael en el frasquito.

— Laura, dame tu mano— pidió amablemente la médium a la chica.

Laura acercó su mano, y acto seguido Luz hizo lo mismo, ahora ambas sangres estaban en un mismo frasco, unidas como sus corazones lo estaban.

Luz de Luna cerró el frasquito con un pequeño tapón de corcho, y dijo.

— Bueno, pues esto ya está, ahora este frasquito debes llevarlo colgado del cuello y te librará de cualquier daño.

— ¿Por qué se necesita mi sangre? — preguntó Laura curando la herida de su mano.

— Bueno, está bastante claro, amas demasiado a Michael y la mejor forma que tienes para demostrarlo es protegiendo y evitando que nada os separe, ya que últimamente te sientes culpable, por no pasar tiempo de calidad con él. ¿Me equivoco? —preguntó Luz mirando a la chica.

— No te equivocas —dijo Laura cabizbaja.

Ambos chicos salieron de casa de la médium, se besaron y se desearon la mejor de las suertes. Laura llegó a su casa y cuando entró no solo su madre le saludó.

— Hola, mamá, ya estoy en casa — saludó Laura.

— Laura, cariño, ven al salón, mira quién ha venido a verte —respondió la madre de Laura.

El sexto sentido de Laura se volvió a activar, sintió un escalofrío y miedo. Cuando llegó al salón, todas sus sospechas se hicieron realidad.

— Señora Anniston ¿qué hace aquí?—preguntó Laura fingiendo tranquilidad.

— vine para traerte una caja de bombones, es lo mínimo que puedo hacer por haber ayudado a la charla de hoy.

— La señora Anniston, me ha contado lo bien que lo hiciste y sobre todo que mantuviste controlados tus nervios en todo momento, estoy muy orgullosa de ti, Laura —dijo la señora Suárez levantándose del sofá y besando a su hija en la frente.

— Ha sido todo un placer, gracias a usted por dejarme participar en sus charlas y, ahora, si me disculpáis, voy a ponerme el pijama.

Laura se quedó en su habitación, no tenía pensado volver a bajar hasta que la señora Anniston no se hubiese marchado. Después de lo sucedido, la madre de Evelin la comenzaba a dar miedo y, razón, no le faltaba.

Te Recordare Evelin Segundo libroWhere stories live. Discover now