🦅┊CAPÍTULO II

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Era un día hermoso, como si todo estuviese listo para la llegada de La semana de la Honra que empezaría en cuatro días

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Era un día hermoso, como si todo estuviese listo para la llegada de La semana de la Honra que empezaría en cuatro días. Las flores se veían mucho más hermosas en esa época del año y la luz del sol daba una iluminación perfecta, digna de una pintura. Esperaba con ansias que llegara el inicio de semana, y junto a ello, el baile a la luz de la luna que solía celebrarse cada año. La princesa amaba perderse en la melodía de la música, con su cuerpo moviéndose libremente al ritmo de esta.

Como princesa, sus clases de baile eran obligatorias desde muy pequeña pero con el pasar del tiempo había comenzado a apreciarlo, a disfrutarlo. Su maestra Louisa, una hada mestiza al igual que ella, había aceptado darle clases extracurriculares, no solo de los bailes tradicionales que su madre había estipulado, sino de cualquier tipo danza que la princesa desease. De esa forma, Betsabé logró ligar su alma a la música, encontrando en ella un consuelo que no lograba hallar en ningún otro lugar o persona.

Sus pensamientos fueron nublados al percatarse de que tendría que dar el baile de apertura con Derek, presentándolo como su prometido.

Estaban caminando por el jardín en un silencio incómodo, con Nashira y un guardia de Iconio siguiéndoles de cerca. La tensión en el ambiente era palpable, algunas hojas volaban por los alrededores como un reflejo de la inquietud de la chica. La princesa miró a este extraño que sería su esposo y lo observó con detenimiento: su piel estaba bronceada, seguramente por la fuerza del sol en Iconio, tenía una pequeña cicatriz al lado del labio y sus ojos se veían más cálidos que antes. Las cicatrices visibles alrededor de su cuerpo indicaban que su deber en Iconio iba más allá de asistir a los festejos que realizaba el Emperador y lucir lindo, algo para lo que no tendría que poner mucho esfuerzo. Era un poco más alto que ella, los labios de su prometido eran carnosos y, por primera vez ese día, no le disgustó tanto. Él tampoco tenía la culpa de verse envuelto en esta alianza, después de todo, ambos buscaban lo mejor para sus países.

—¿Cómo pueden tener mujeres en la guardia real? Un hombre es diez veces más eficiente. Sobre todo si está al cuidado de la princesa heredera.

Mentira, le seguía disgustando. Muchísimo.

—Nashira, y cualquiera de nuestras mujeres en la guardia, puede llegar a ser diez veces más hábil que cualquiera de tus hombres. Te lo aseguro.

No se molestó en esconder lo mordaz en su tono. Nashira y el otro guardia se tensaron al ver que se detenían abruptamente, apoyando la mano sobre el pomo de sus espadas.

Mis hombres son machos fae— la voz del hada era grave y penetrante.

Beth no se dejó intimidar y le contestó con el mismo tono. Ella también tenía sangre fae corriendo por sus venas.

—La mayor parte de nuestra guardia real son mestizos o faes, por si no lo sabías.

—Sigue sin ser lo mismo, princesita.

Una balada de maldiciones [#1 REINOS OSCUROS] EN PROCESOWhere stories live. Discover now