🦅┊CAPÍTULO V

10 4 0
                                    

El violeta y plateado abundaban en los aposentos de la princesa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El violeta y plateado abundaban en los aposentos de la princesa. Los ojos del príncipe se detuvieron en la gran biblioteca de madera para inspeccionar los libros, que en su mayoría eran novelas románticas. Apenas encontró libros sobre magia, supuso que esos deberían encontrarse en la biblioteca real.

Beth le sacó un libro de la mano y lo empujó hacia su habitación. Se encontraba a solas con un guerrero fae muy entrenado, pero si las cosas tomaban un rumbo indeseado podría cerrar sus vías respiratorias y asfixiarlo por unos segundos fácilmente. Llevó sus manos a su espalda y comenzó a desatar su corsé, los ojos de Derek se agrandaron por la sorpresa y la princesa puso los ojos en blanco.

—No es lo que estás pensando.

Sostuvo la parte de adelante de su vestido, con cuidado de no mostrarle nada que no debería ver, y volteó para que viera su espalda. Derek soltó una maldición por lo bajo y segundos después sintió sus dedos recorriendo sus marcas, dejando llamas por donde sus dedos entraban en contacto con su piel. La princesa hizo su mejor esfuerzo para no estremecerse.

¿Siempre ha sido tan calurosa su habitación?

—Hoy a la mañana, cuando me levanté, ya las tenía. Seguramente aparecieron mientras dormía.— esperaba que el macho fae no detectase el titubeo en su voz. Ni como tragó con fuerza.

Le permitió observarlas durante unos segundos más, y cuando sintió que fue suficiente se arregló el vestido, aunque la sensación de sus cálidos dedos sobre su piel permaneció. Su prometido tenía una mirada pensativa y distante en sus ojos, casi podía ver los engranajes moviéndose dentro de su cabeza. Esperaba haber tomado la decisión correcta al confiarle esto. Si iban a casarse, debían aprender a confiar en el otro.

Los ojos del macho fae se endurecieron y Beth se sintió cohibida, el calor que había sentido tan solo segundos atrás quedó olvidado. Derek no parecía muy colaborador hoy.

—Nunca vi ni conocí a ninguna bruja, mi padre les prohibió la entrada al reino hace décadas para que no contaminen Listra con sus costumbres monstruosas. Tú conociste a una el invierno pasado, pasaron mucho tiempo juntos. Supuse que durante ese lapso de tiempo aprendiste muchas cosas de ella.— se acercó para posar una mano en su antebrazo y mirarlo directamente, suplicante—cualquier cosa que creas saber, dímelo. Por favor.

Su duros ojos marrones y lobunos se encontraron con los suyos grises, en ese momento Derek se asimilaba más a un lobo que el día que lo conoció. Solo entonces se percató de lo cerca que estaban, siendo ella más baja que él casi podía sentir su aliento en su cara y ese fuerte aroma a eucalipto parecía estar por todas partes, envolviendo todos sus sentidos. Cuando la esperanza de que él la ayudara comenzó a desaparecer, habló.

—El olor a muerte proviene de los rasguños—observó los ojos cenicientos de la princesa por unos segundos más y luego apartó la mirada, alejándose— es un poco improbable, este tipo de prácticas están prohibidas aquí y pocas personas en el continente se atreven a usarla, pero mi deducción es que alguien está usando magia negra en ti, princesa.

Una balada de maldiciones [#1 REINOS OSCUROS] EN PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora