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 ALEX

Para mi era más que una molestia ir a la escuela. Mis ganas de convivir con las demás personas, compartir mi espacio, estudiar y aprender estaban por el suelo, no me sentía en condiciones de ir a la maldita escuela pero ya había perdido una semana por decir eso.

El doctor y el psicólogo, también habían dicho que ya estaba en condiciones de asístir a la escuela, no se de donde sacaron esas conclusiones.

(***)

Llevaba ya un tiempo de la muerte de mi padre, no me sentía muy bien pero al menos delante de Leo y sus padres lo disumulaba más. A veces su forma de consolarme me resultaba irritante.

A veces intentaba dormir, y pocas veces solo conseguía unas tres horas de sueño como mucho, otras veces ni dormía.

A diferencia de la habitación de mi casa, está la superaba en cuanto a todo. Mi parte favorita siempre será de aquí, el balcón, cada vez que me despertaba y no podía dormir, me sentaba ahí como estaba ahora. Esperando a que el maldito tiempo pasará y me dejara continuar con mi maldito día.

En este mes había pasado de querer morir a  no querer hacer nada para después morir

¿No es un gran cambio?

La luna es relativamente hermosa a la vista de los ojos humanos.

Al amanecer tendría que reincorporarme en la escuela. Miré la hora. 4:57am. 

Era demasiado temprano. Y solo me quedaba mirando hacia la nada. Sin plan fijo. Que desatre de vida, dios

Un toque en la puerta me hizo salir de mi concentración. En cuanto llegué a la puerta la abrí. Una visita inesperada. Una persona que ni siquiera sabía que estaba aquí. Daniel, el hermano mayor de Leo.

—Hola— me sonrió amablemente al saludarme y seguido me abrazó. —Me han dicho que no has estado del todo bien... Lo siento mucho.

—Tranquilo— respondí, el vaciló un momento pero después me preguntó:

—Puedo pasar— yo asentí como respuesta y el solo entró observando todo el cuarto, hasta que se detuvo —Sabía que no estarías durmiendo, al parecer aún te conozco.

Y sí, hace un tiempo, cuando niños, entablamos una ligera pero muy buena amistad. Siempre éramos nosotros tres.

—¿Sufres de Insomnio?— no supe como decirlo, pero asentí. —¿Es muy seguida?

—Solo me ocurre a veces, alrededor de esta hora. Normalmente pierdó el sueño o me despierto con una pesadilla.

—Deberías hablar de esto con tu psicólogo ¿Estas asistiendo a las terapias?— el siguió analizando, el cuarto —¿Sabías que está solía ser mi habitación?— en ningún momento me miró a mi o esperó una respuesta solo siguió caminando por todos lados hasta llegar a la puerta del balcón. —Te gusta ¿eh?. Yo también solía echarme noches enteras esperando el alba, ven vamos, hablemos.

Entramos al balcón, ambos en cada una de las sillas.

—Este siempre fue mi mayor pasatiempo hasta que tuve que irme. ¿Sabes que soy Agente del FBI?— realmente no lo sabía por lo que negué.

Sacó una caja y luego un cigarrillo.

—¿Quieres uno?

Miré con curiosidad el objeto —¿Es... marihuana?

—Si ¿nunca la has probado?— preguntó.

—No, y ¿No se supone que sea ilegal consumir?— pregunto algo confuso. El lo encendió con el encendedor y le dió una calada, se podía ver como sus pupilas se dilataban levemente. Y luego volvió a hablar mientras soltaba todo el humo.

HASTA QUE TE VAYAS (Resubiendo) Where stories live. Discover now