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Maldita abusadora - Paulo Londra.

Exequiel

Me levanté después de una noche en la que la pasé bien, pero hubo cosas que hubiese cambiado, personas que no me hubiesen gustado que estén.

-Hola amor- dijo Noelia acariciando mi pelo.

Yo estaba arriba de ella, entre sus tetas. Anoche, cuando volvimos, cogimos un rato, y después nos dormimos mientras ella me acariciaba el pelo.

-Hola- le susurré dándole un pico y volviéndome a acostar en donde estaba y a darle besos en sus pechos.

Ella tomó mi cara entre sus manos para darme un beso mientras acariciaba mi espalda. Nos di vuelta para que quedara encima de mí, y empecé a tocarle, masajearle, estrujarle el culo, mientras ella soltaba suspiros en mi boca. Comenzó a bajar sus besos, primero a mi cuello, después a mi pecho, abdomen, hasta llegar a mi miembro, el cual tomó entre sus manos y se lo metió en la boca, haciéndome soltar un gemido. Llevé mis manos a su pelo para agarrarlo todo en mi mano y que no le moleste, mientras ella seguía allí abajo, haciendo maravillas, como siempre.

Y no se cómo, ni por qué, vino Naiara a mi cabeza, empecé a imaginármela, como se vería ella haciendo lo que mi novia hacía ahora, como sería estar entre sus piernas para llevarla hasta lo más alto, como se sentiría estando encima de mí y yo dentro de ella. Y justo en ese momento, acabé, pensando en ella, volviendo a la realidad y con Noelia terminando de darle atenciones a mi miembro.

Ya se había ido Noelia, y no sé por qué pero lo agradecí. Últimamente había estado un poco pesada criticando a otras mujeres que veía en Instagram, o teniendo actitudes que no me gustaban.

Aproveché para darme un baño para después ir a comprar unas cosas que necesitaba al super, básicamente comida y productos de limpieza para la chica que limpia, Mercedes.

Mechi es como una tía del corazón, la conozco desde que soy chiquito porque me cuidaba en mi casa, en Santiago del Estero. Cuando supo que yo venía a vivir a Buenos Aires, me pidió venir conmigo, ya que ella tenía sus dos hijas acá, así que no dude y la traje conmigo. Vive en una casa que esta a unos 5 minutos de la mía, con sus dos hijas.

Estoy eternamente agradecido con ella por todo lo que hizo por mi a lo largo de los años. Siempre me ayudó cuando yo estaba mal por chicas, porque antes me pasaba que todas me ilusionaban y después se iban, pero Mechi estaba ahí, diciéndome que mujeres mejores iban a venir, etc.

Estacioné la camioneta en el estacionamiento del super, nunca vine a acá, pero como era domingo, era uno de los pocos que estaban abiertos. Cuando entré quedé impresionado, era mucho más grande de lo que parecía por fuera. Comencé a comprar todo lo que necesitaba y fui a la carnicería, y me quedé viendo qué corte de carne comprar, hasta que se me ocurrió hacer un asado con los pibes y después joda en casa. Si había sido una buena idea o no, no lo sabía.

Mientras el carnicero me enbolsaba todo, escuché unos gritos que parecían de algunas chicas, seguido de un golpe, así que me giré a mirar, y para qué, era Naiara con Abril. No se dieron cuenta de que yo estaba ahí mirándolas, porque comenzaron a reírse y juntaron las cajas de leche que tiraron al suelo. Se incorporaron y para mi mala suerte, la que me vio fue Abril. Cuando crucé mirada con ella, dejé de mirarlas al instante, quería que me viera Naiara, aunque seguro Abril le diría.

Seguí mi camino para dirigirme a las golosinas, siempre necesitaba tener algo, ya sea chicles, gomitas, pastillas o lo que sea para mantener la boca ocupada. Agarré 3 chicles topline y 2 pastillas hall. Miré al inicio del pasillo, y justo venía caminando en mi dirección Naiara, seguí mirando mis cosas, ignorandola, quise hacerme el interesante, pero ella no se quedó atrás, claro. Pasó por al lado mío, casi refregandome el culo por el poco espacio que había entre mi carro y el pasillo, que justo era el lugar por donde ella quería pasar, que casualidad, y no me saludó, siguió su camino para desaparecer por la otra punta del pasillo de las golosinas. En el camino que ella había hecho, había sido imposible no mirarle el culo, encima que tenía puesta una calsa que se lo marcaba perfectamente.

𝗵𝗮𝗰𝗲 𝗿𝗮𝘁𝗼 • ᴇxᴇϙᴜɪᴇʟ ᴢᴇʙᴀʟʟᴏsWhere stories live. Discover now