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Talvez es demasiado, dos botellas de vino, una de champán, fresas, crema, chocolates, un pan francés, un litro de refresco de cola, dos cajas de pizza y por supuesto un par de regalos extras. Habian pasado un mes sin ver a Edmond y despues de varias semanas pudo hablar con su abogado y apartar una cita conyugal para verlo. Sandró se miro al espejo de la habitación, los pantalones de mezclilla se ajustan en los lugares mas adecuados y el tiro alto afina su cintura, el sueter rosa palida contraste de forma armónica su color de piel

La puerta se abrió el señor diamante interrunpio miro a su hijo con desaprobación—No quiero que vayas a ver a ese hombre

—Otra vez con lo mismo papá—No aparto su vista de su reflejó aun no a decidido que hacer con su cabello—Edmond es mi esposo y no crees qué no me he dado cuenta de tus intentos para hacernos terminar

—¡Esta en prisión!

—Yo también lo estuve—Despeino su cabello, tomó las bolsas con las cosas que habia preparado y salió de la habitación a sus espaldas su padre le siguió el pasó con dificultad—Nos vemos papá

—¡Es un criminal y es mucho mayor que tú!

—No tienes de que preocuparte el chocolate oscuro de puro cacao no caduca ¿Sabias?—Bajo las escaleras de caracol para llegar al primer pisó

Afino su mirada tratando de entender—¡oH hijo!—Frunció el ceño—¿No te da vergüenza?

—Cómo si no hubieras tenido sexo al hacerme a mi papá—Abrió la puerta de salida, cruzando el gardin de rosales, la limosina lo está esperando

—¡La cuestión aquí es que debes repacitar, tengo una enorme lista de hombres que valen la pena!—Fue detras de Sandró tratando de convencerlo de no ir

—No gracias—Abrió la puerta de la limosina y entró, bajo el vidrio de la ventana, sonrio—Te quiero papá nos vemos mas tarde

—Si hijo—Suspiro resignado alzando su mano en señal de despedida

La limosina arrancó, Sandró se acomodo en su asiento, junto sus rodillas mordio sus labios, esta empezando a doler, se preparo para tener sexo anal con su esposo, si iban a tener una visita conyugal queria hacerlo todo, asi que su lubrico lo suficiente y compro un tapón anal para poder falicitar las cosas y no perder el tiempo, ha pasado demasiado tiempo sin tener sexo cuando antes solian hacerlo tan seguido su cuerpo lo nesesita, esta tan ansioso que si Edmond le susurra al oído y le dice algo bonito podria eyacular en sus pantalones
¿Es demasiado desconsiderado querer tener sexo apenas lo vea? Edmond de seguro quiere abrazarlo y preguntar como van las cosas afuera de prisión, luego querar hablar de como le fue estos meses, lanzarse sobre el y suplicar que lo folle es demasiado desconsiderado, en que estaba pensando

—Joven diamante llegamos—Dijo el chófer

—¡Oh si gracias!—Tomó las bolsas y se bajo de la limosina con su rostro rojo esperando que el chófer no si haya notado en lo absoluto de sus pensamientos

Al entrra adentró los guardias lo recibieron mas graciosos que sorprendidos, no es un secreto la relación de Edmond y Sandró incluso para los guardias, muchos hicieron apuestas de mal gustó, sobre Sandró sí iba a regresar o no, suena poco creible Sandró ahora que esta libre aun quiera estar con alguien como Edmond, suena tan descallado que la mayoría dio por sentado que no regresaría

—Por aquí—Dijo uno de los guardias tomando el hombro de Sandró y llevandolo a una de las habitaciones de la visita—Tienes un buen abogado el alcaide jamás hubiera permitido que Edmond tuviera visitas—El guardia Abrió la puerta—Tu cita te espera

Sandró entro a la habitación la puerta fue cerrada detrás de el, junto sus manos colocando las bolsas al frente, sintió su corazón subir a su garganta cuando vio a Edmond sentado sobre la cama matrimonial con su mirada cazadora sobre el, habia olvidado lo intimidante es, después de todos estos años Edmond sigue haciendo que su corazón lata como la primera vez que se vieron

—Hola—Fue lo primero que se le acurrio decir, siente que podría llorar de felicidad en cualquier momento—Te traje regalos—Extendió las bolsas

Edmond se levanto de la cáma, no aparto la mirada de Sandró, tomó los bolsas y los dejo caer al piso sin importar que una de los botellas se haya roto al caer, apoyo sus brazos a cada rato de la cabeza del rubio acorralado contra la puerta

—¿Edmond?—Alzó su cabeza y detuvo sus mirada en los ojos zafiro de Edmond, se perdio en el bello azul, deberia sentise íntimidado pero es tan malditamente cautivador ver como su piel oscura forma un alto contraste con sus ojos azules

—¿Tengo algo pintado en la cara?  ¿Porqué te me quedas viendo como tarado?

Sandró solto una enorme carcajada, esas palabras son exactamente las primeras palabras que Edmond le dijo la primera vez que se conocieron—Es que no suelo ver a gente cómo tú—Le siguió el juego respondiendo con las primeras palabras que le dijo aquella vez

—¿Gente como yo?—Tomó el mentón del rubio y lo Alzó para ver con mas detalles el rostros del rubio—¿Entonces quieres que te enseñe?—Apoyo su pulgar en su mejilla

—¡Si, maldita sea!—Su puso de punta de los pies para llegar a los labios de el mayor, enrrollo sus brazos alrededor de su cuello y se perdió en el besó, Edmond apoyo sus manos en su culo y apreto dando señal de que envolviera sus piernas en su cintura, Sandró obediente y son romper el beso dio un pequeño saltico y trepó a su cintura

Edmond con una sonrisa de oreja a oreja llevó a su esposo a la cama y lo dejo caer sobre el colchón, abrió la cremallera de las pantalones del rubio, de un tirón bajo la prenda junto con su ropa interior los lanzó lejos quitandolos de su camino, tomó entre sus manos una de las pantorrillas del rubio y le dio un pequeño beso que se trasformo en una sueve mordida, es tentador pero su principal atracción son sus labios

No dejaron de besarlo incluso cuándo sus labios empezaron a inrritarse con el roze y las mordidas no se separaron su unico enemigo es la falta de aire

Edmond deslizo un dedo entre las nalgas de Sandró, sentio algo duro tocando en su camino—¿He?—Apartó sus labios—¿Que es esto?—Tiró del tapón hacia afuera

Sandró apretó los hombros del mayor y mordio sus labios cuando su cavidad se contrajo alrededor del objeto de plástico

—¿Sandró?—Miró el objeto y luego miro a Sandró, vaya que grata sorpresa—¿Vineste con esto en el culo todo el camino para mi?—Sonrió alagado mostrando sus dientes

—Házmelo—Empujó a Edmond con fuerza haciendo caer contra el colchón, se subio sobre él, Bajo las panatalones naranjas de Edmond tomó la enorme verga dura y palpitante entre sus manos, puede sentir las punzadas atreves de su piel, deslizo sus manos de arriba a abajo masturbandolo, alzo sus caderas tomó la punta y la alinio contra su ano para luego en un movimiento demasiado brusco cayo sobre el enorme miembro empalandose a si mismo—Dios~Se siente muy bien, extrañé esto, que rico se siente—Movio sus caderas de atras hacia adelante en circulos

Edmond párpadio un par de veces, no sabe como reaccionar Sandró es el que lo empujo y la esta follando, dice demasiadas palabras obsenas no suele pasar de los gemidos ¿Tanto lo extraño  para ponerse asi? Esta moviendose como un pez fuera del agua suplicando, moviendo sus caderas, montandalo su verga
Apoyo sus manos detras de su nuca Sonrió fanfarrón al ver a Sandró sobre él, se habia preocupado demasiado por perderlo, es obvio que no encontrará a otra hombre que lo vuelva tan Loco de "amor"—Que bonito sueter, te queda muy bien—deslizo sus dedos por la sueve tela de algodón, es ancho y el cuello en "V" bordado de un color verdad lila le de un toque coqueto—Pero supongo que es mucho mejor lo que esta debajo de él—Alzó el sueter hasta la clavícula del rubio, paso su lengua sonbre una de los pezones

Edmond~te extrañe—Abrazos la cabeza de Edmond, atrayendolo mas a su pecho

—Si es evidente—Empujó el cuerpo de el menor debajo de él y atrapo sus labios de nuevo, movio sus caderas haciendo movimientos sueves

Envolvio sus piernas en las caderas de su marido y aferro sus manos a su espalda, es demasiado suave y lento, con cada pequeña y corta embestia siente que su derrite, sus piernas tiemblan, Edmond no suele hacerselo así ni si quiera hacen lo posición del misionero seguido, pero ahora lo esta besando y embestiando de manera tan etérea que es tan romántico

No importa que diga su papá, incluso si su madre se levanta de su tumba y le dice que deje a Edmond no lo hará jamás

BarrotesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora