Capítulo 14:Los Lamentos De La Luna

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El humor de Dan no podía ser peor, entre las cosas que mas odiaba se encontraba el exceso de atención, la osadía de otros de acercarse a el por mero interés de querer algo de su parte en cualquier ámbito. Gracias a Alan contra su voluntad ahora se encontraba siendo un tutor y podía sentir como esa rubia escandalosa cada vez que tenia la oportunidad asomaba la mirada de su libro para perderse contemplando su rostro, le resultaba obvio que era interesante para ella y eso no le permitía concentrarse en sus lecciones, aunque aun así, podía decir que si lo intentaba ya que gradualmente sus conocimientos lograban crecer.

Decidió simplemente guardarse la molestia y centrarse plenamente en darle sus clases particulares dando su mejor empeño en estas, quería ayudar a la rubia para que ya no necesitara más de el y librarse de esta situación de una vez por todas.  No obstante, ella no se lo dejaba fácil ya que constantemente traspasaba sus límites personales irrumpiendo en su espacio personal con una sonrisa muy divertida como si disfrutara de verlo contener su fastidio.

-¡¡Hey!! Creo que llegamos juntos-

Ella lo saludo como siempre que lo veía en la biblioteca arrojándose sobre el en un fuerte y asfixiante abrazo que amenazaba con romper una de sus clavículas, era más baja que el pero eso no quitaba que su gran fuerza hiciera que le impidiera alejarla fácilmente como le gustaría. Cuanto mas lo pensaba mas extrañado terminaba, su fuerza realmente no era tan distante de la que poseía Nico y cuando se trataba del idiota de su amigo no tenía complicaciones al tratar con el ¿entonces por qué permitía que ella se acercara tanto?.

¿Era por la fragancia de su cabello? Lo odiaba, ese maldito pelo y su aroma siempre terminaba volando hasta sus narices para asegurarse de inundar su ser, si fuera Nico en su lugar estaba seguro que el felino ya no podría oler ninguna otra cosa por días ¿acaso Yang usaba todo su perfume antes de venir a verlo?.

¿Quizás le permitía a ella esa cercanía por la calidez de su abrazo? Lo apenaba admitirlo directamente pero quizás sea por la cabellera rubia y su energía tan protuberante, cuando ella lo abrazaba se sentía bien, lo ponía nostálgico al encontrarla parecida a su hermana Elena, se atrevería a decir que los abrazos de Yang eran tan cálidos como aquellos amorosos que le daba la abuela Margaret.

En resumen todo era un fastidio, y es por eso que en circunstancias normales no deja a ninguna chica acercarse a tales extremos, eran muy problemáticas con sus chillidos y miradas que lo comían vivo  siempre dejándolo sin poder respirar con su atención indeseada y molesta. Pero allí encontraba otro punto de inflexión  Xiao-Long no era como las chicas que había conocido ¿por qué le permitía a ella esa atención y libertad que a tantas otras le negó antes? Respuesta rápida, su preciado hermanito Alan fue quien le pidió ayudarla y por eso cerro los ojos frustrado decidido a que algún día debía superar su peligrosa debilidad por el niño,

-Sabes Dan... me resultas curioso-

-¿No deberías seguir leyendo tu libro?- reprocho mientras el mismo intentaba leer en busca de avanzar sus propios estudios, no podía permitirse que ayudar a la chica bajara su promedio, eso le daría la ventaja a Pyrrha y no era algo que estuviera dispuesto a aceptar. 

 

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