Capítulo 11

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Esa voz. Esa maldita voz.

– ¿Otra vez tú? Quítate –lo empujé y cuando me paré, miré a Pansy–. Este es el idiota que hizo que llegara llena de pintura y con un moretón el otro día.

Pansy se acercó a él y me llevé la mano a la boca. Lo había abofeteado.

–Vuelves a ponerle un dedo encima y te lanzo un crucio.

Me tomó del brazo y seguimos nuestro camino pero el tipo se puso enfrente de nosotras, bloqueando nuestro paso.

–Eso no fue nada amable de tu parte –le dijo a Pansy.

– ¿Quién dijo que quería ser amable?

–Al parecer se ponen agresivas a media noche. No me molesta tanto, de hecho, creo que es...

– ¿Media noche? –cuando asintió miré a Pansy– Hoy le toca a Snape.

Los días que Snape hacía rondas, preferíamos no salir, era complicado escapar de él y casi siempre nos veía y nos ponía castigos con tal de no quitarnos puntos.

Pero no iba a dejar que nos atraparan y sería mi oportunidad perfecta para darle su merecido al idiota que seguía parado enfrente de nosotras.

–Nos vemos en la sala común en diez minutos –le dije a Pansy–. Vete por el pasillo de la derecha, esperas a que pase Filch y corres a las escaleras del fondo, nadie hace ronda de ese lado.

Tomé el brazo del chico y caminamos en dirección contraria a la que se fue Pansy. Pero no podía ser perfecto, después de unos segundos decidió romper el fabuloso silencio.

– ¿A dónde me llevas?

–No estudias aquí y no me interesa saber qué haces aquí, solo dime –lo miré–, ¿qué haces en Durmstrang por las noches?

– ¿Cómo sabes que estudio ahí?

–Eso es lo de menos. Supongo todo es tan aburrido que lo único que haces es encerrarte en tu cuarto o reunirte con tus amigos.

–Veo que te intereso, cariño.

–Por Merlín –puse los ojos en blanco–. Deja de decirme así.

Llegamos a un pasillo que daba directo al patio y nos detuvimos.

–Tal vez Pansy haya decidido golpearte por lo que hiciste, pero falto yo –tomé una piedra del suelo y se la di–. Espero tengas una buena excusa para estar en una escuela que no es tuya, cariño.

Antes de que dijera algo, tomé otra piedra y la lancé a las armaduras, haciendo que estas cayeran una por una. Crucé hacia el patio y corrí hasta el próximo pasillo.

Escuché que McGonagall le gritaba y no pude evitar reírme.

Ojala eso le enseñe a no meterse conmigo.

CHICO MISTERIOSO

– ¿¡Qué crees que haces!? –una maestra, nada contenta, venía directo hacia mí.

–Yo no...

– ¿De qué casa eres?

– ¿Casa? Yo... –recordé la de mi hermano– Slytherin.

–Lo imaginé –se dio la vuelta–. Sígueme.

Mientras la seguía, vi a la chica detenerse a medio camino y reírse de mí. En pocos segundos había armado un plan de escape y su venganza.

–Severus –así que ese era el profesor al que le tenían miedo–. Este chico dice ser de tu casa y solo anda causando desorden cerca de las cocinas.

–Yo me encargaré de él, Minerva –la profesora se fue–. Es la segunda vez que te encuentro dando problemas.

–En ambas ocasiones no ha sido mi culpa, esa chica...

–Yo no veo a nadie, ¿y tú?

–Es astuta –respondí–. Es la segunda vez que se involucra en algo pero desaparece justo antes de ser vista.

–Creo saber quién es –me miró y caminó, así que lo seguí–. ¿A qué viniste?

–A demostrarle a alguien de lo que soy capaz.

–Aún no eres un alumno de aquí, no puedes aparecerte cada que quieras. El lago negro y Hogsmade no son parte de la escuela, puedes aparecer ahí las veces que quieras.

–También podría venir los fines de semana –me detuve y me miró–, ¿cree poder hacer eso por mí?

– ¿Es alguna especie de chantaje?

–Depende de su respuesta.

–Bien –suspiró–. Solo los sábados, no me hago responsable si vienes otro día.

–Solo vendré esos días entonces, profesor...

–Snape, Severus Snape. Sabía de la existencia del hermano de Tom pero creo no nos conocíamos formalmente.

–Lo hicimos pero fue hace mucho, déjeme presentarme formalmente –estiré mi mano y la estrechó–. Mattheo Riddle.

.

Llegado el sábado, regresé a Hogwarts, iba a aprovechar la ayuda del profesor. Casi nadie usaba uniforme los fines de semana, así que eso me servía.

Vi a la chica caminar junto a Krum y los seguí. Podía apostar que Krum era el típico chico que tenía la atención de cualquier chica cuando quisiera, mientras que ella parecía tener la vida perfecta y ser la definición de felicidad.

Ella le dio una caja y entró a lo que parecía ser la biblioteca y Krum se recargó en un muro, así que me acerqué un poco.

–Patético.

–Según tú –me miró–, ¿qué es patético?

–Que andas atrás de ella, fingiendo que te importa, cuando ambos sabemos que eso es mentira.

–Es una manera de hacer que caiga pronto. Muestro interés, ella se encariña y listo, la tengo a mis pies. Y, al parecer, tú no has hecho nada.

–Esa es la diferencia entre nosotros –reí y me acerqué–. Tú haces todo lo posible para llamar su atención y que te note. Yo no hago nada y su atención ya es mía. Tal vez es obra del destino.

–Espero poder estar presente el día que el "destino" te haga una mala jugada y termines enamorado de uno de tus jueguitos.

–Sueñas mucho. Esas cosas del amor no son lo mío.

–Tal vez sí, tal vez no. O tal vez el destino tiene preparado algo mejor para ti.

Estuvimos tan cerca que pude ver que la caja que cargaba tenía galletas, así que supuse se las daría. Sin que se diera cuenta, vertí un poco de amortentia y algo para que no soportara la presencia de Krum. 

¿Era hacer trampa? No. Cada quien usaría el método que le pareciera mejor y su error fue subestimarme desde un inicio.

–Que empiece el juego.

Me di la vuelta justo cuando se abrieron las puertas y me alejé de ahí.

Una vez que llegué a mi cuarto, me aventé a la cama y me quedé mirando el techo mientras pensaba cómo sería nuestro próximo encuentro. Prácticamente aquella chica y yo ya estábamos a mano.

La noche llegó y sin darme cuenta me quedé dormido pensando en ojos cafés, cabello tan negro como la noche y una sonrisa que, sin saberlo, le daría sentido a mi vida.

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NOTA DE LA AUTORA

Hola, hola chicuelos :)

Nuestro chico misterioso al fin tiene nombre jaja

¿Sabían que era Mattheo? ¿O quién creían que era?

Nos vemos la próxima semana, ahora si en martes :)

Xoxo

Cuando el destino nos alcanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora