Capítulo 15

44 4 0
                                    

VOLDEMORT

– ¡Cola gusano! –apareció mi sirviente– Convoca una reunión, hay que perfeccionar unos detalles.

–A la orden, mi señor.

Doce años han pasado desde mi última aparición: el día que no pude terminar con los Potter porque aparecieron el hombre lobo y el traidor de los Black. La gente empezó a dejar de temerme, creyeron que había muerto, lo cual es perfecto para mi plan ya que no esperan que realice otro ataque.

Fui a mi despacho y llamé a mis hijos, sabía que no les importaba en absoluto lo que hablaríamos pero quería que reevaluaran su decisión. Era hoy o nunca.

–Padre –dijeron en cuanto aparecieron.

–Tomen asiento –señalé las sillas enfrente del escritorio–. Hoy habrá una reunión y quiero que...

–Si es para que nos unamos –interrumpió Tom–, pierdes tu tiempo. Mi respuesta sigue siendo no.

–Nuestra respuesta –agregó Mattheo–. No seremos parte de ninguna reunión, de los mortífagos ni de nada que tenga que ver con eso. Seremos neutros, ya te lo habíamos dicho.

–Qué decepción –suspiré–. Creí que al fin habían madurado lo suficiente como para darse cuenta que esto será de ustedes.

–Y yo creí que fuimos claros al decir que no –dijo Tom, serio–. Creo que ambos nos equivocamos.

–Verás que no, sé que uno de los dos va a entrar en razón. Quieran o no. Recuerda esta conversación.

Todo mundo tiene un punto débil y pronto descubriré el de ellos.

– ¿Podemos irnos? –se paró Mattheo– Me empiezo a aburrir.

–Solo necesito que estén al inicio de la reunión, para poder en claro su punto y esas cosas.

Fuimos al comedor y ya estaban todos ahí, habían dejado nuestros respectivos lugares vacíos: la cabeza de la mesa y un lugar a cada lado. Tomamos asiento y todos me miraron.

–Para quienes no lo sepan, ellos son mis hijos –los señalé–, Tom y Mattheo. No formaran parte de nada. Ni de las reuniones ni de los mortífagos así que absténganse de compartir cualquier dato con ellos. Y, si tratan de intervenir: mátenlos.

–Mi señor, ¿está seguro? –todos estaban en silencio– Son sus hijos, no cree que...

– ¿Acaso no fui claro? –me acerqué al inútil que habló– Dije: si intervienen, los matan. ¿Quieres un ejemplo?

–No, mi señor.

–Bien –regresé a mi lugar y hablé de otra cosa–. Sé que algunos de ustedes volvieron por miedo pero otros volvieron por lealtad y créanme que sé quiénes volvieron por lealtad así que no se preocupen, serán recompensados como es debido –miré a todos pero algo no cuadraba–. ¿Alguien sabe dónde está Regulus?

Empezaron a murmurar entre ellos y supuse me responderían pero nadie habló.

– ¿Y bien? –silencio absoluto– ¿Narcisa?

–Mi señor, Regulus... –suspiró y me miró apenada– Regulus murió hace siete años.

Era mi más fiel seguidor, no podía estar muerto. Se había unido a mí incluso antes de cumplir los veinte y había sido como mi mano derecha.

– ¿Qué? ¿Cómo es posible? ¿Y por qué apenas me vengo enterando?

–Nos enteramos hace poco –explicó–. Sirius no dijo nada, fue el elfo quien nos contó.

–Kreacher –dijo Bellatrix.

– ¿El elfo... sigue vivo?

–Sigue sirviendo a los Black, sabe que los elfos siguen con la familia hasta que quede el último del linaje.

Era imposible que el elfo siguiera vivo, lo había usado para esconder el guardapelo en la cueva. Nadie podía salir vivo de ahí, nadie.

– ¿Los Black? –asintió– Creí que solo quedaba Sirius.

–Mi señor –interrumpió Bellatrix–, sus hijos siguen aquí.

–Retírense.

Ambos se alejaron y se convirtieron en una nube negra. Seguramente regresarían a Durmstrang.


TOM RIDDLE

Sigue sirviendo a los Black.

Esa frase se repitió en mi cabeza hasta que llegué a mi habitación. Una milésima parte de mí se estremeció cuando padre mostró interés en el elfo de los Black, porque eso solo quería decir que, si seguía vivo, algo no había salido como él planeaba.

Sabía que de algún lado había escuchado el apellido Black, antes de conocer a Lyra, pero no le había prestado importancia. Más bien, no había nada en ese momento que tuviera relevancia con aquel apellido.

–Y con eso bastará.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que no escuché nada de lo que había dicho Mattheo.

–Vaya, realmente te afectó esa reunión –se puso serio–. ¿Tiene que ver con lo que dijeron de Black, no es así?

–Algo quiere con ellos, Mattheo. Estaba muy interesado en ese elfo –suspiré–. Iré a caminar, no hagas estupideces en mi ausencia.

–Creo que me confundes con alguien más.

Empecé a caminar sin rumbo alguno mientras mi mente seguía procesando toda la información.

Lyra era la última de los Black, al morir Sirius todo sería de ella incluyendo el elfo.

Tenía que averiguar la manera de obtener información sin ser descubierto, no podía permitir que le hicieran algo a una de las personas más importantes de mi vida, no dejaría que le hicieran algo a mi hermanita.

Tal vez debería ir y decirle que... No. Lo más seguro es que no supiera nada, no podía decirle a nadie o la pondría en mayor riesgo del que podría estar ya.

No cabía duda que esa niña tuvo un gran impacto en mí pero debía pensar en frío, no podía dejar que me ablanden. Soy un Riddle y los Riddle no sentimos nada por nadie.

No debemos.

No podemos.

Cuando el destino nos alcanceWhere stories live. Discover now