17. Una propuesta de matrimonio

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Había ido a Bloomsbury con un único objetivo: Atrapar a la persona que se estaba haciendo pasar por Penélope.
Y es que debía admitir que, incluso con todo lo que había escrito, Lady Whistledown era una mujer que caía bien, la gente reía de sus comentarios graciosos y hacía de la sociedad algo divertido y variado cuando en realidad es que era aburrida y monótona. Ingeniosa, mordaz, pero con elegancia, y solo en dos ocasiones tuvo la osadía de dar un ataque directo y fue para protegerlos.
Por eso no podía permitir que le hicieran ese desplante a Penélope.
La imprenta sacaba panfletos a todas horas, algunos hasta sobre acicalar perros. Pero si estaba en lo correcto, la falsa usaba Chancery Lane, el sello no lo tenía aquella hoja, tenía el papel en la mano y lo estudiaba consciente de que la falsa estaba haciendo todo para cubrir sus huellas.
Y fue cuando la vio. Cressida Cowper, más bien, Twombley. Ni siquiera se molestaba en bajar de su carruaje, una pobre doncella era quien llevaba el manuscrito hasta dentro de la imprenta y luego de una sarta de insultos, se iba. Tenía que entrar. Lo hizo viendo al hombre que trabajaba en la imprenta. —¿Desea algo señor?

—Colin Bridgerton. —El aprendiz tragó saliva bastante pálido y Colin alzó una ceja. Recordó que tiempo atrás su hermana Eloise se había visto envuelta en un escándalo por haber sido atrapada con radicales políticos. —¿Por qué tengo la sensación de que me conoce?

—Su apellido es conocido, Señor Bridgerton. ¿Qué desea?

—Lady Cressida Twombley ha usado esta imprenta. Quiero saber por qué... ¿Me lo dirá?

—No. No es propio que hable de los clientes.

—¿Conoce a Miss Penélope Featherington? Pelirroja, de ojos azules... Solía usar esta imprenta para su panfleto antes de su retiro. Lady Whistledown.

Theo, como se llamaba aquel hombre lo miró y soltó el aire viendo que no valía la pena ocultar algo que Colin ya sabía. —Entonces es de los que sabe la identidad de Whistledown. La señorita Penélope Featherington ya no publica, decidió dejar la sociedad para aventurarse en un viaje. Usted debería saberlo.

—Y lo sé. Pero necesito su ayuda, porque lo que trajo Cressida Twombley no puede salir a la luz. Lo que sea que haya pagado, pago el doble para que imprima cualquier otra cosa. Está manchando el nombre de la mujer que amo, ¿Puede entenderlo?

—Esta imprenta es seria.

—De acuerdo. Le daré un manuscrito a imprimir en lugar del manuscrito de Cressida Twombley. ¿Tiene tinta? —Theo recordó la insistencia de la señorita Eloise, y por lo visto venía de familia. Tener a los Bridgerton de enemigos de la imprenta no era conveniente, así que decidió hacerle caso, le dio tinta, pluma y papel y Colin se sentó a escribir.

Quiso reírse, sería la primera cosa que publicaba y era algo soberanamente cursi.

La única publicación de Lord Whistledown

"Cuando un hombre ama a una mujer hace cosas de lo más alocadas y extrañas. Y por medio de esta columna yo declaro mi amor por Lady Whistledown.


Muchos se preguntarán quien escribe esto, así como se han preguntado por años quien es la mujer detrás de las palabras que los ha entretenido por casi una década. Y créanme, yo lo sé. Es una mujer con carácter, dulce e inteligente que por años ha sido un pilar fuerte y fundamental en mi vida. Ha sido mi amiga y confidente. Ha acompañado mis días con sus valiosas cartas que me han dicho cosas de mí que no sabía siquiera. Ella ha estado en cada momento difícil y también en las más intensas alegrías, por eso no podía permitir que alguien manchase su nombre, y aunque he estado lejos muchas veces viajando por el mundo, he enviado cartas con su nombre desde distantes parajes solo porque extrañaba muchísimo sus palabras (Y sé que es un cortejo, razón por la cual voy a cometer otra locura más en este baile).

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