Capítulo 5: Golpe bajo

3K 427 119
                                    

Pov Alexa

— Por fin hemos llegado —expresa Eimi bajando del autobús.

— Ya estaba cansada —digo poniendo un pie fuera del transporte. Hace bastante frío, y no dudo que en un par de días comience a nevar.

— No sabía que alguien se podía cansar mientras duerme —escucho la irritante voz del pelinegro que desciende tras de mí y se adelanta sin más.

Lo fulmino con mi mirada, o por lo menos hasta que Jade me saca de mis pensamientos.

— ¿Entramos? —pregunta sonriente y asiento con mi cabeza.

— Creo que alguien debería despertar a Edgar y Jeremy, siguen roncando —Me burlo.

— Na —hace un ademán de mano—, déjalos dormir, así elegimos cuarto antes.

Tras soltar esas palabras nos dimos cuenta. Miramos hacia adelante donde ya ni Eimi ni Dylan estaban.

< Mierda. >

Corremos dentro pero es muy tarde, ya ambos han tomado las mejores habitaciones. Murmuro improperios ante la mirada burlona de Dylan.

Termino en el segundo piso mientras las tres habitaciones más grandes están en el tercero, mi habitación no es tan grande pero si es cómoda, pintada de un pulcro blanco, una gran cama en su centro y un closet.

Acomodé mi ropa en el armario y fui hasta el balcón, me recosté del barandal viendo la gran ciudad en la cual comenzaba a anochecer

— Henderson —froto mi cien ante esa voz, miro hacia arriba topándone con su mirada oscura—. Parece que ahora somos vecinos —Una media sonrisa se asoma a su rostro y quiero arrancarle la cabeza.

< Y la ropa de paso. >

Apoyo mi frente en la baranda.

¿Pero que mierda le pasa a mi conciencia?

— Archer, esfúmate —digo cansada.

El calor me está derritiendo las neuronas.

< O prendiéndote el... >

Mentalmente pateo a mi conciencia, que se vaya a dormir.

— ¿Por qué? Arrodíllate ante mi presencia simple mortal —dice burlón.

< O si, me voy a arrodillar pero para... >

Golpeo mi frente y sin querer seguir con esa conversación entro a mi cuarto y voy al baño. Debo darme una larga ducha muy fría.

Menos mal ya no soy una adolscente hormonal, porque con mi conciencia ya estaría saltando sobre cualquiera.

(...)

El amanecer toca la ciudad y es momento de prepararme. Me pongo una ropa cómoda y ligera, que fuese sencilla de quitar para los cambios de vestuario.

Luego de acearme salgo hacia la cocina y preparo un desayuno. Mientras cocino unos huevos comienzo a tararear alguna canción cuando casi me da un infarto.

— Rewrite de Star.

Pego un pequeño brinco y volteo, recostado del desayunador está Dylan. Su mirada se nota curiosa.

— No es esa, te has confundido —expreso siguiendo con lo mío.

— Jamás podría confundir esa canción —dice y ruedo los ojos.

— Confundiste otras cosas, ¿qué más da? —saco un plato y coloco mi desayuno en este.

— ¿Podrías dejar de ser necia? Te guste mi presencia o no estaremos trabajando juntos.

Perfectamente conectadosWhere stories live. Discover now