Capítulo 34: Cálculos y vueltas

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— Esto es una mierda —masculla Alexa entre mis brazos.

— Lo sé —aseguro y la siento suspirar.

Ni en mis más locos sueños pensé que esto se volviese realidad, ella escuchando la realidad, no me odia, no me grita, solo me escucha.

— ¿Estás molesta?

— No —asegura y levanta un poco su rostro, hasta que siento como deposita un suave beso en mi mentón, haciéndome suspirar—. Gracias —mencionó.

— No tienes por qué darlas.

— Si, si tengo —Su dedo índice comenzó a trazar pequeños círculos sobre mi pecho—. Si tan solo hubiese insistido más, si solo...

— Oye, no es tu culpa —sujeté su barbilla, haciendo que su mirada chocase con la mía—. No es tu culpa, ni la mía tampoco.

— Tienes razón —Su mirada cobró un rastro de ira—. El único culpable es un doctor con ningún tipo de profesionalismo.

— A estas alturas ya debe saber que ocurre —concluí—. Y a causa del contrato tiene todas las de ganar.

Alexa suelta un gruñido por lo bajo.

— Solo hay una manera de deshacernos de él.

— No podemos hacerlo —Me quejé—. Es una gran suma, literalmente quedaríamos en bancarrota y...

— Lo resolveremos, tengo un plan —aseguró.

— Alexa, esas cifras son demasiado...

— No es mi plan, pero si es necesario las pagaremos, no dejaré que ese hombre siga manipulándonos de esa manera, nunca fui de las que se rendían, lo hice contigo una vez, no cometo el mismo error dos veces.

Sonrío, viendo la fuerza en su mirada.

— ¿Y ahora qué? —pregunté y su confusión me atacó.

— ¿A qué te refieres?

— Bueno... —tomé su mano izquierda entre las mías, jugando con sus dedos y una sonrisa satisfecha salió de mí—. Ya no estás comprometida —añadí, volteando a verla y notando como su rostro se tornaba sonrosado.

— Aún...tenemos muchos asuntos que resolver —Se excusó, pero no retiró su mano, la llevé cerca de mi rostro para dejar un beso en su dorso.

— Esperaré —dije y ella soltó una pequeña risa.

— ¿Tanto vale la espera? —pregunta divertida, sabiendo claramente mi respuesta.

Tiro de ella y acerco mi rostro al suyo, beso su mejilla y su olor me embriaga, esta vez llego a la comisura de sus labios y suelta un pequeño jadeo cuando apriciono su nuca.

— Lo admito, amas más a tus libros que a mí y eres un puto grano en el culo...pero vales toda la maldita pena.

— Podías haberte saltado el comienzo —muerde su labio inferior y deslizo mi mano de su nuca a su boca, liberando su labio del apresamiento con mi pulgar.

— Sabes que debo mantener una fachada, no te puedo soltar algo cursi sin arruinarlo un poco —Me burlo.

— Hazme un favor y cállate —murmura, tan extasiada por nuestra cercanía como yo.

— Ven y cállame —reté.

Y justo antes de que uniéramos nuestros labios mi teléfono sonó, alejándonos el uno del otro al romper el momento y maldije entre dientes.

Alexa se veía sorprendida, ahora se hallaba boca arriba y miraba el techo como si estuviese pensando en la creación y destrucción de la humanidad al mismo tiempo.

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