Capítulo 26: Acaso él

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Narrador omnisciente

Alexa y todo aquel que presenciaba la boda voktearon ante la voz opositora.

Frente al gran portón de la casa de Dios se hallaba una pareja reconocida. Alexa sonrió divertida ante la ahora peliazul que se acercaba junto a su esposo.

— Disculpen, disculpen —mencionó divertida—. Siempre había querido hacer eso.

— Mis buenos deseos a la novia —El castaño le guiñó un ojo.

< Mónica y Justin, siempre deben hacer su entrada ¿no? >

Se cuestionaba con diversión la novia cuando de repente una voz se hizo presente por toda la iglesia.

— Esta es una canción para una persona especial para mí —Esa voz era la de Dylan, sin duda alguna—. Hoy es un día importante para ella, y no le he dado mi obsequio, así que...aquí te va otra vez.

Jade, tras bambalinas, dio un largo suspiro, esperando que valiese la pena el favor que le hacía al pelinegro. Su petición en la mañana no fue complicada, solo reproducir aquella canción.

— ¿Quién diablos colocó eso? —murmuró enfadado Kail.

La melodía comenzó a retumbar por todo aquel lugar que de repente cobró silencio.

Bajo aquella luna de primavera, en aquel momento que pensé en lo profundo enterrar, no quise creer, que te volvería a ver, que el pasado regresaría otra vez —La voz armoniosa llegó a cada persona dentro de aquel lugar.

>> Hundido en mis recuerdos, volviendo a caer el océano de tus ojos, no pude imaginar, que nos volviésemos a encontrar, porque se que para mí en tus sueños no hay lugar.

>> ¿Qué verás en el espejo? Tu cuerpo pide mis besos, acaso sientes con él lo que conmigo se encendió en tu ser?

Desde el escenario, a más de diez manzanas de la iglesia, el público emocionado gritaba por aquella canción novedosa, y otros lloraban al escucharla. Dylan, sobre el escenario, solo pudo dejar escapar todo lo que tenía guardado desde hace mucho.

Te conzco, desde la cabeza hasta la punta de los pies. Se que murmuras dormida y lo que tus ojos brillan al ver. Sé que te desvelas leyendo y que nadie lo ha de saber.

Se hace un pequeño silencio de instrumentos, el escenario se vuelve oscuro, y cuando repentinamente las luces vuelven sobre este la batería y guitarra comienzan con un acompañamiento doble para luego que el coro estalle en gritos.

¿Acaso él, con una mirada te desnuda? ¿Acaso él, conoce esa locura que desatas en noches oscuras donde tu corazón comienza a arder? Pregúntale, si sabe el significado de tus miradas. Pregúntale, si besa con devoción tu espalda luego de dejarte mojada al tocar tu punto de placer.

El rostro colorado de Alexa no fue menos visto por su prometido quien salió del altar para ir a buscar de donde provenía la canción. Una melodía más calma, como si aquello fuese un secreto, comienza.

Conozco todo de ti, desde como ríes con energía hasta tu forma de vestir. Conozco todo de ti, tu comida favorita, tu estilo de vivir. Sé de tu libro favorito, de tus fantasías de frenesí. Sé que odias los vestidos y las sonrisas que sueles fingir. Conozco el punto exacto donde estallas al sentir.

Y entonces el ritmo sube un poco más.

¿Aprenderé alguna vez a dejarte ir? ¿Aprenderé alguna vez a dejar morir el amor entre ambos? Mis cuentas se fueron errando, los cálculos fallaron, ahora dime como no caer en tus manos.

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