Los Hijos de Maparari

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Maparari la tierra que vio crecer a Sabina, siempre se caracterizó por el amor a la cultura, festejos y danzas criollas como el baile de las Turas o la celebración de las Misas de Navidad. Pero, unos años atrás se celebraron concursos de Canta Claro, como un homenaje a la música Llanera y un regalo a través de un hermoso canto al pueblo de Maparari.

Quiero mostrar al mundo
Sobre mí gran región
Quiero que todos sepan
Que yo nací en Falcón
Un pueblo extraordinario
Que lucha sin cesar
Se origen Caquequio
De belleza sin par
Tenemos muchas cosas
Que Dios nos regalo
Como la bella Sierra
Que muestra mí región
Y los Médanos bellos
Que a Coro engalanan
Dónde sonríe siempre
La Luna falconiana
Mí canto será siempre
Para todos aquellos
Que nos dieron la vida
Que nos dieron el cielo
Está es nuestra raíz
Raíz de mí país región
Les muestro con orgullo
Porque nací en Venezuela

De Cantaura Venezuela, llega al pueblo de Maparari la Doctora Elizabet de Navarro esposa de un profesor de música nativo del pueblo. Una mujer muy hermosa elegante y amable

A poco tiempo de su llegada a Maparari, llena de alegría al pueblo promoviendo el arte y la cultura. Para el mes de febrero año 1992, realizó los preparativos para las fiestas de los carnavales con hermosas y espectaculares carrozas hechas con material de reciclaje, ganando los primeros lugares en las competencias contra otras comunidades, preparando las reinas de belleza del pueblo y el desarrollo de los desfiles de disfraces espectaculares para los carnavales, bailes de joropo entre otras actividades culturales nacionales.

La creatividad era una de las grandes virtudes de Elizabeth, además, organizó un muy impresionante evento para aquellos talentos que aún no estaban descubiertos.

Se trataba de una grandiosa competencia de canto de la música venezolana al son del Arpa, el Cuatro y las Maracas. El evento lo realizarán en el Cine Viejo del pueblo; dicho lugar quedaba a cuatro calles de la casa de Rosa.

Se corre la voz de esa gran oportunidad para que los jóvenes pudiesen brillar con su talento.

Es necesario destacar que, casi todos los hijos de Rosa les gustaba la música y el cantó. Lo habían heredado de su padre Carlos quién, en su juventud más o menos 18 o 19 años, y antes de casarse, era cantautor de serenata en fiestas de 15 años y cumpleaños de hermosas mujeres para la época.

Pero, por alguna razón dejo la música que tanto le gustaba. Cuenta la familia de Carlos qué; él tenía un amigo a quién quería como un hermano, su nombre Gustavo, pero Carlos lo llamaba Gustavito Ledesma.

Un día fueron invitados a cantar serenata en unos 15 años, pero, en una localidad un poco retirada de su pueblo natal Santa Cruz de Bucaral, terruño de Carlos Morles.

Ese día, Carlos decidió adelantarse a la celebración para ordenar los instrumentos de música con el grupo que los acompañaba a tocar las maracas y la Guitarra.

Gustavo se iría más tarde, ya que estaba ocupado. Cuando sale la calle a esperar un transporte, paso una camioneta y le ofreció la cola. Él gustosamente la acepta y se monta en la parte de atrás, agarrado de las barandas.

El conductor iba ebrio y Gustavito no se dio cuenta y unos kilómetros más adelante, ocurre un horrible accidente dónde, Gustavito con tan solo 19 años, perdió la vida.

Éste fue el doloroso motivo por el que Carlos el padre de Sabina jamás volvió a cantar. Sólo en algunas navidades toma una guitarra y canta algo para sus hijos; hermosos boleros y baladas.

Las Muñecas de PaPel. De lo Ordinario a lo Extraordinario.Where stories live. Discover now