chapter twelve

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📜 ˚ CAPÍTULO DOCE ˚.*ೃ
donde isabella sabe quién le ahulla a la luna
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Si había algo que caracterizaba a Isabella Fernsby, a parte de su talento artístico, era que cada vez que hacía una promesa, era capaz de hacer de todo para cumplirla

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Si había algo que caracterizaba a Isabella Fernsby, a parte de su talento artístico, era que cada vez que hacía una promesa, era capaz de hacer de todo para cumplirla... A no ser que se le haya olvidado, o la haya dicho media somnolienta o... ¿Saben qué? No, digamos que cumplir promesas no era el fuerte de Bella, pero no era porque no quisiera. Siempre tenía la cabeza en cualquier parte menos en la tierra, así que le era complicado a veces recordar siquiera qué había dicho y sólo se daba cuenta a los minutos.

De hecho, cuando recién comenzó su amistad con Winnona, le señaló 3 veces en menos de 2 meses que amaba su varita.

—Sí, Isabella, ya me habías dicho que encontrabas bonita mi varita, e incluso te dije dónde la compré —la rubia esa vez la miró completamente confundida y se arregló los anteojos.

—¿Lo hice?

—Sí.

—Woow.

Y así un par veces más, hasta que fue consciente de que ya había señalado la misma cosa por meses.

El punto es que Isabella no es la mejor recordando promesas o cosas que dice en general, aunque para datos curiosos, ideas, momentos históricos, canciones y libros, tiene una memoria extraordinaria.

A Bella le gustaba decir que tenía una gran capacidad para recordar cosas que realmente le interesaban, lo que en ocasiones le ganaba golpes por parte de sus amigas, ya que solía olvidar datos sobre ellas y se sentían un poco heridas.

Pero esta vez fue diferente. La rubia prometió que iría a ver a Remus Lupin esa tarde en la enfermería... Y lo cumplió.

Cualquiera pensaría que luego de haber confirmado (o al menos casi) sus sospechas sobre que el castaño no sólo era un mago brillante, sino que también podía ser un licántropo, estaría asustada, lo repudiaría o tendría ganas de alejarse de él, porque sí, en el mundo mágico esa era la decisión que todos tomaban. Era la elección que creían más sensata y que tomaría cualquiera en su sano juicio.

Isabella creía que podía ser muchas cosas, menos una mujer en su sano juicio.

Había tenido la sospecha desde tercer año, ya que para ella no era normal que un niño de su edad tuviera tantas cicatrices que parecían no desaparecer con el tiempo, al contrario. Todos los meses había una herida nueva, una vez al mes desaparecía y cuando volvía a clases estaba todo magullado. Normalmente tenía muchas ojeras bajo los ojos, un caminar torpe, se enfermaba con regularidad y estaba irritable... todo al mismo tiempo.

Todo bajo los efectos de la luna llena.

Ese mismo año tuvieron una clase acerca de los Hombres Lobo en Defensa Contra Las Artes Oscuras y sin duda la rubia vio todas las señales de Lupin reflejadas en esas criaturas mágicas.

chocolate & letters  ♡ remus lupin ❜ ✔️Onde histórias criam vida. Descubra agora